Gitanos españoles en la procesión de la Virgen de la Sierra, en Cabra, cerca de Córdoba.

El país de los gitanos felices

Los gitanos, marginados en la mayoría de los países y expulsados de Francia, disfrutan de un relativo remanso de paz en el sur de España. Según constata el semanario polaco Tygodnik Powszechny, el resto de países podrían tomar nota al respecto.

Publicado en 6 septiembre 2010 a las 14:45
Gitanos españoles en la procesión de la Virgen de la Sierra, en Cabra, cerca de Córdoba.

La coexistencia de los gitanos y los payos (o los "blancos") es perfectamente posible, como sucede en Andalucía, al sur de España. Se estima que el número de gitanos, como se denominan a sí mismos, se encuentra entre 500.000 y 800.000 en España. La mayoría vive en Andalucía. El país también cuenta con inmigrantes gitanos procedentes de Europa central, como es el caso de Francia, pero su número sigue limitado a unas 40.000 personas, que viven sobre todo a las afueras de Madrid. Hace varios cientos de años que los gitanos viven en España con altibajos y con las mismas calamidades: la persecución, la pobreza y el sedentarismo forzado. Pero actualmente, Andalucía podría servir de ejemplo. Por muchos motivos.

El profesor Gunther Dietz, autor del informe "El Estado y los gitanos en España", expone que los valores tradicionales de los gitanos, como la familia y el clan, la noción del honor, o incluso la autoridad que se otorga en las familias a los "ancianos", coinciden con los conceptos de la cultura tradicional rural española. Por ello, la integración de los gitanos en los pueblos andaluces fue mucho más fácil que en las grandes ciudades del norte. "Por ejemplo, en las provincias de Granada y Sevilla, los centros más importantes de los gitanos en España y en Europa occidental, los pueblos se dividen de manera informal en parte gitana y no gitana o paya, pero los intercambios entre etnias, la reciprocidad y los matrimonios mixtos son mucho más frecuentes que en los "pseudo-guetos" de los centros industriales", afirma el profesor Dietz.

Además, debemos destacar un detalle muy importante: el flamenco, uno de los símbolos españoles, nació en Andalucía, entre los gitanos. Esto demuestra hasta qué punto la cultura gitana ha sido absorbida y explotada por la cultura dominante, para convertirse en parte integrante de la misma. El sentimiento de aislamiento, tan abrumador para las minorías, aquí es mucho menor.

Sarkozy ante el Tribunal de Justicia Europeo

Juan de Dios Ramírez, presidente de la Unión Romaní Española y primer diputado gitano en el Parlamento Europeo (nacido precisamente en Andalucía), declaró al diario El País que "el modelo es Andalucía. Desde un punto de vista cultural, no de justicia social. Podría constituir un modelo de coexistencia social para los gitanos de todo el mundo. Al referirnos a esta comunidad, resulta difícil decir si los andaluces están agitanados o los gitanos andaluzados".

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Pero España puede aportar muchas más ideas. En un dominio tan importante como el de la educación, por ejemplo, desde los años ochenta se han abandonado los centros educativos especiales (o "complementarios", como solían denominarse). Desde entonces, todos los niños gitanos van al colegio con sus compañeros payos. Se sigue registrando un índice de absentismo que roza el 30% entre los gitanos, pero lo que cuenta es que el 94% de ellos terminan totalmente su escolaridad. Todos tienen oportunidades, mientras que en República Checa, por ejemplo, los niños gitanos hasta hace poco debían asistir a colegios especiales, casi sin posibilidades de continuar su escolarización. También es cierto que España tampoco es un paraíso para los gitanos: no todas las costumbres de los gitanos cuentan con la aprobación de la población y aún se pueden observar casos de intolerancia. Pero a pesar de todo se pueden ver los frutos del trabajo iniciado desde el periodo de transición tras la muerte de Franco.

Se considera que el momento crucial y el desarrollo simbólico de la cuestión gitana tuvo lugar durante el discurso de Juan de Dios Ramírez ante el Congreso de los Diputados, donde fue el primer gitano en ocupar un escaño, de 1977 a 1986. En 1985, tras su discurso apasionado sobre los derechos de los gitanos, vio la luz el primer plan nacional de igualdad de oportunidades a favor de los gitanos. Desde 1989, se dedica a este fin una parte concreta del presupuesto. Actualmente, Ramírez tiene un nuevo proyecto: su intención es llevar ante el Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo al presidente francés Sarkozy. En su declaración, Ramírez afirma que Sarkozy "al cerrar los campamentos gitanos ha infringido el derecho francés, el derecho europeo y el vínculo tradicional de Francia con los derechos humanos". Pretende presentar su demanda a comienzos de septiembre. Es abogado, tiene experiencia en las complejidades del sistema europeo y parece saber lo necesario en estos casos.

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