El cerco se estrecha sobre el presidente alemán. Impuesto por Angela Merkel en 2010 en contra de la opinión pública, el discreto Christian Wulff podría abandonar su puesto de forma precipitada. Esta es la conclusión del diario económico Handelsblatt, que titula "el presidente encogido".
Desde mediados de diciembre, Wulff se ha visto envuelto en un escándalo a causa de la concesión de un crédito privado de 500.000 euros en 2008 por un empresario alemán, que también le habría pagado las vacaciones. Ahora está acusado de un delito contra la libertad de prensa. Una vez que supo que la revista Bild se aprestaba a revelar este asunto, el presidente descolgó el telefóno para poner sobreaviso al redactor-jefe del tabloide, así como a otros diarios nacionales, amenazándoles con denuncias penales e invocando una "guerra" entre el presidente y algunos medios de comunicación.
Para la prensa alemana, este hecho confirma la incapacidad de Wulff para estar a la altura de su papel como conciencia moral del país, único atribuido a la función de presidente, que en Alemania tiene un contenido puramente honorífico. "Nunca ha sido un gran presidente", afirma Handelsblatt, subrayando que diputados de la mayoría parlamentaria se han unido a la oposición para reclamar su dimisión.