"Los eslovenos quieren bloquear a los croatas", titula en su portada SME. Aunque Zagreb debería unirse a la EU en julio de 2013, el ministro esloveno de Asuntos Exteriores, Karl Erjavec, declaró esta semana que el Parlamento podría no ratificar el tratado de adhesión.
El punto de fricción es que un banco esloveno adeuda 172 millones de euros a ciudadanos croatas. El periódico de Bratislava vuelve sobre este asunto que data de 1991, antes de que Yugoslavia se desintegrara:
El Banco de Liubliana era uno de los más grandes de la ex-Yugoslavia. En los años 90, en un momento de alta inflación, los clientes comenzaron a retirar sus ahorros. El Banco de Liubliana se negó a devolver el dinero, luego cerró sus filiales en Croacia y en Bosnia. […] Poco después, el banco se declaró en bancarrota y el Estado asumió sus activos y sus pasivos.
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En Croacia, 130.000 personas perdieron sus ahorros, pero dicho banco, que atraviesa grandes dificultades, no los ha querido restituir. Pero, si Croacia entra en la UE, el banco esloveno se verá obligado a pagar a sus acreedores. Una situación que, según SME, difícilmente se hará realidad, debido a que las instituciones bancarias de Eslovenia se encuentran en un "estado muy grave". En junio, el Gobierno esloveno inyectó 382 millones a la institución (el doble de lo adeudado a los ciudadanos croatas).
El asunto, que está latente desde antes de que se desmantelara Yugoslavia, no está cerca de resolverse. Los eslovenos le piden al Gobierno croata que deje de animar a los ciudadanos para que reivindiquen sus derechos frente a las instituciones internacionales.
En octubre de 2009, Eslovenia ya había bloqueado el proceso de adhesión de Croacia a la UE debido a un desacuerdo sobre sus fronteras marítimas.