“Abolid la Seguridad del Estado”, titula De Morgen el 13 de febrero, citando al líder socialista Renaat Landuyt. Según este especialista en materia de justicia, “las organizaciones secretas como nuestra Seguridad del Estado no son ya de nuestro tiempo”.
A principios de febrero, la prensa hizo públicos los nombres de muchos políticos belgas que estaban citados en un informe secreto de la Seguridad del Estado. Estos políticos habrían estado en contacto con sectas como la Cienciología. Desde entonces se plantea la cuestión de si la Seguridad del Estado espía en secreto a los políticos.
El 11 de febrero, el director de la Seguridad del Estado, Alain Winants, afirmó en televisión que no había archivos sobre las figuras políticas mientras sobre la mesa de despacho a sus espaldas estaba una carpeta con el nombre del líder de Vlaamse Belang, Filip Dewinter. El mismo día, Bart Debie, excomisario de policía y consejero de Dewinter, afirmó haber sido "un topo" en el seno del partido flamenco de extrema derecha. Ayer mismo, la Seguridad de Estado declaró que el archivo con el nombre de Dewinter era “un antiguo dosier jurídico”.
“El Parlamento debería controlar la Seguridad dek Estado y no a la inversa”, defiende De Morgen en su editorial:
En plena Guerra Fría, en la lucha contra el peligro comunista, cada Estado occidental tenía un servicio de espionaje [...]. Pero la Guerra Fría se ha acabado y las nuevas amenazas provienen más de extremismos religiosos que de extremismos políticos.
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Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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