“Si el euro se hunde, el fracaso va mucho más allá de la moneda; es Europa la que fracasa y con ella la idea de Unión Europea”. Queda claro lo que está en juego con la actual crisis, como bien recordó Angela Merkel el 13 de mayo. Con esta crisis financiera que amenaza con propagarse desde Grecia a otros países, la Unión Europea ha entrado en una fase de la que saldrá profundamente transformada.
El plan de rescate de 750.000 millones de euros anunciado el 9 de mayo recuerda en cierta forma al Plan Marshall, concedido a una Europa en ruinas pocos días después de la segunda guerra mundial. Pero las ruinas de hoy en día bien podrían ser las de la construcción europea desde 1950. El motor franco-alemán, impulsor del proceso, ha llegado a su límite porque el resto de países ya no están preparados para seguirles de manera incondicional y porque París y Berlín parecen estar cada vez menos de acuerdo sobre la forma y los objetivos de la UE. El pacto social-demócrata europeo de un Estado del Bienestar más o menos potente, históricamente aceptado por los partidos conservadores, hoy se tambalea debido a las rigurosas e ineludibles medidas para reflotar las economías del continente. Mientras el método intergubernamental supone un freno a una política coherente y eficaz, el federalismo sigue siendo incompatible con las exigencias democráticas nacionales, como no tardará en demostrar la propuesta de la Comisión Europea de vigilar los presupuestos nacionales. Y ahora, ¿qué? En 1950, tres años después del Plan Marshall, Robert Schuman lanzaba una idea totalmente novedosa: la puesta en común de los recursos del carbón y el acero, una proyecto que iba a dar un sentido a la recuperación del continente.
Hoy en día, en un mundo en mutación tecnológica, esa idea novedosa podría venir de los actores socio-económicos europeos, que evolucionan en redes, abriéndose al mundo, y que están lo más cerca posible de las aspiraciones ciudadanas. Para salir de esta crisis, es a los responsables políticos a los que les toca demostrar su capacidad para escuchar y para superar las viejas ideas.
Eric Maurice
