El Gobierno serbio adoptó el 8 de octubre medidas de austeridad para responder a la crisis económica y volver a ganar la confianza de las instituciones financieras internacionales y de los acreedores.
Los salarios de los funcionarios bajarán entre un 20 y un 25% en función de su nivel de remuneración, el IVA sobre los productos que no sean de primera necesidad subirá del 8 al 10%, las subvenciones a las empresas públicas disminuirán, y el Gobierno potenciará la lucha contra la economía sumergida, “que representa todavía el 31% de la economía” del país, explica Politika.
El ministro de Economía, Lazar Krstic, justifica estas medidas por el nivel demasiado elevado del déficit (previsto en el 4,7% del PIB para 2013) y de la deuda (60% del PIB) estatal.
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