La decisión del presidente ecuatoriano Rafael Correa de conceder asilo político a Julian Assange suscita muchas reacciones en la prensa sueca, pero también en la británica. Reino Unido se había comprometido a extraditar al cofundador de WikiLeaks a Suecia, donde es sospechoso de violación y de agresión sexual. Para evitar su extradición tras haber agotado todos los recursos contra la orden emitida por Estocolmo en 2010, Assange se refugió el 19 de junio en la embajada del país sudamericano en Londres, y allí continúa.
El Times tilda de “hipócrita” la oferta de asilo político de Ecuador, dado que es un “tratamiento [reservado] a periodistas”, al tiempo que sugiere que la hipótesis de revocar el estatuto diplomático de la embajada “no sería un medio proporcional de negociar” con Assange.
Para el diario sueco Dagens Nyheter también es el colmo que Assange, poeta de la transparencia, se refugie en un país en el que la libertad de prensa está amenazada:
Según el último informe sobre la libertad de prensa publicado por Freedom House, Ecuador padece una “cultura de impedimentos hacia los periodistas, que es en parte el resultado de la animosidad de Rafael Correa con los medios de comunicación”.
“La Justicia debe poder seguir su curso”, asegura Dagens Nyheter, que censura con dureza la acusación de que la justicia sueca no garantiza los derechos de defensa. El diario sueco considera que
La imagen muy negativa de la justicia sueca que se ha extendido por todo el mundo no tiene ningún fundamento. Suecia es un Estado de derecho y la investigación sobre Assange se rige por este principio.
El diario reconoce sin embargo que los representantes del Gobierno sueco “hubieran podido actuar de una manera más meditada”. Por ejemplo, el ministro de Asuntos Sociales tachó a Julian Assange de “cabrón”.
Mientras tanto, el Dagens Nyheter señala que
en la práctica, Assange permanecerá probablemente en la embajada, lo que quiere decir que la justicia no seguirá su camino y que se vulnerarán los derechos de dos mujeres.