Entrevista Derechos de los trabajadores

Konstantina Kuneva, de víctima a modelo

Esta europarlamentaria y extrabajadora del sector doméstico ha sufrido de graves violencias en su propia piel. Ahora lucha por los derechos de los trabajadores y por una Europa en la que se hable menos de las finanzas y más de los derechos humanos.

Publicado en 4 mayo 2017 a las 11:06

Konstantina Kuneva, 52 años, eurodiputada elegida en el partido griego Syriza, ha experimentado en su propia piel la condición de inmigrante explotada, maltratada por haber defendido sus derechos y los de sus compañeros de esclavitud en una empresa de limpieza subcontratada por el Estado griego para el mantenimiento de la línea de metro Kifissia-Pireo, la más antigua de Atenas.

Y cuando decimos en su propia piel lo entendemos en el sentido literal: el 23 de diciembre de 2008, un grupo de desconocidos la esperaba en su casa, en el popular barrio de Petralona, ​​y le arrojaron vitriolo sobre su cara y sus hombros, incluso obligándole a tragarse el ácido para tapar su boca para siempre. Una ejecución en plena regla, hacia la mujer que se había convertido en el estandarte de la “Unión Panática de Personal de Limpieza y Doméstico"(PECOP). Demasiado peligrosa para el lobby que en Atenas y en otras partes explota el trabajo ilegal de los que no tienen derechos.

Konstantina llegó en 2001 a Grecia desde Bulgaria con un título de historia, del que pronto se olvidó para empuñar la escoba y el cubo. Pero salió adelante. Quizá debido a las oraciones de su hijo, con quien había aterrizado en Atenas cuando tenía sólo cuatro años, afectado de insuficiencia cardíaca, o los de su madre anciana, ella también migrante. Hoy en día la señora Kuneva escruta el mundo desde el Parlamento Europeo con el único ojo verde que le queda, y con el cuerpo y la cara llena de cicatrices sólo parcialmente curados después de años de someterse a cirugía, primero en Grecia y luego en Francia, gracias a una colecta lanzada por un llamamiento publicado en Internet en el diario francés Libération.

Y nada más hacerlo, llevó a cabo el juramento hecho después de aquella terrible noche de Navidad de 2008: luchar en todos los sentidos por los derechos de los que se dedican a los trabajos más serviles: limpieza de casas y oficinas, cuidadores, niñeras que hacen de todo. Así, en abril de 2016 presentó, como ponente de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo, un duro informe sobre el estado de las "colaboradoras domésticas y prestadoras de cuidados en la UE". Igualmente, se refirió a las posibles soluciones para mejorar la situación: sólo en la Unión Europea, dos millones y medio de personas trabajan en este sector, de las que 9 de cada 10 son mujeres y en su mayoría inmigrantes. A menudo pagadas en negro, porque pocos Estados reconocen los contratos regulares sometidos a adecuados controles. Y quién no "existe" no está protegida: a menudo estas mujeres tienen accidentes de trabajo, turnos de noche que no figuran en ningún cheque de pago, o incluso han sido acosadas y chantajeadas con amenazas de represalias a sus familias si no son objeto de abuso sexual. Sin embargo nosotros, los europeos, les confiamos lo que nos es más preciado: nuestros ancianos y nuestros hijos.
Las soluciones propuestas por Konstantina, todos ellas destinadas a sacar a la luz este trabajo y proporcionarle dignidad y reconocimiento legal y social en los países de la UE, fueron adoptadas por el Parlamento Europeo el 28 de abril de 2016, pero aún tienen que ser aprobadas por la Comisión Europea, que luego enviará recomendaciones o directivas a los Estados de la unión. Pero a la espera de las leyes, le planteamos algunas cuestiones.

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Osservatorio Balcani e Caucaso Transeuropa - Donde viven mejor - y peor - estas mujeres en el Viejo Continente?

Konstantina Kuneva - Sin duda, un país modelo, desde este punto de vista, es Francia, donde si una familia contrata una "nounou", una niñera a tiempo completo o parcial, puede tener una deducción de impuestos. Esta es una buena manera de hacer emerger el trabajo ilegal. No sólo esto: significa también el acceso a la atención sanitaria, a la educación, para miles de "ex-esclavos". Pero para llegar a esto han hecho falta de 15 a 20 años de educación cívica y psicológica a los franceses, que finalmente entendieron que la lucha contra la explotación es buena para todos.
¿Dónde viven peor estas trabajadoras? En todos los demás países de la UE, donde no hay reglas de este tipo. Incluyendo a Alemania, España e Italia, aunque se han hecho algunos intentos para regular la situación. Italia, por ejemplo, ha sido hasta ahora el único país que ha mostrado interés en nuestro informe sobre “colaboradoras domésticas y prestadoras de cuidados en la UE" del Parlamento Europeo (producido durante el debate politico sobre cómo sustituir o cambiar los vales y cupones por el trabajo ocasional-ndlr).

Hablando de Italia, hace unos días, el diario británico The Guardian publicó un estudio sobre la explotación en los campos de Sicilia, en concreto en los invernaderos de la provincia de Ragusa, de miles de trabajadoras estacionales rumanas, que, además de ser pagadas en negro, son forzadas a tener relaciones sexuales con los empleadores bajo amenaza de despido. La “reducción a la esclavitud" también concierne a mujeres inmigrantes en otros sectores, además del de los cuidados, por no mencionar el tráfico de mujeres que llegan en Italia con la promesa de un trabajo como empleadas domésticas y luego son arrojadas a los pies de los lobbys criminales.

Esto es, si cabe, aún más preocupante porque Rumania es parte de la UE desde 2007, por lo que estas mujeres son ciudadanas europeas en todos los aspectos. Por otra parte, incluso cuando fui atacada en Grecia, en 2008, Bulgaria ya era miembro de la UE desde hacía un año ... La única opción de salvación para estas inmigrantes, por ahora, es que se unan bajo un sindicato, o que se pongan en contacto con los ya existentes . Desde luego, yo lo hice y he pagado el precio. Pero ahora el sindicato donde luché en Grecia no sólo sigue existiendo, sino que a pesar de la crisis muchas de mis antiguas colegas ¡han obtenido un contrato legal!

Een Grecia el Gobierno Tsipras, que la hizo elegir en Bruselas, está en serios problemas: las encuestas dicen que si se celebraran elecciones hoy en Atenas el centro-derecha de Nueva Democracia obtendría una destacada victoria con alrededor del 15% de ventaja sobre el centro-izquierda de Syriza. Si no saliera nuevamente elegida como parlamentaria, ¿cuáles son sus planes? Usted nació y se crió en Bulgaria, y luego emigró a Grecia, se curó durante años en Francia, donde su hijo está terminando la secundaria. ¿A dónde querría “volver"?

Probablemente a Grecia. Incluso mi hijo, que el año que viene comenzará a estudiar en una universidad en Inglaterra, donde ha sido aceptado en una facultad de biotecnología: su sueño es ayudar a aquellos que, como yo, han perdido el uso de una parte del cuerpo, y ayudar a crear nuevas prótesis y equipos de vanguardia. Pero de una cosa estoy segura: donde quiera que vaya, voy a continuar mi trabajo en pro de una sociedad inclusiva, solidaria, una Europa en la que no sólo se hable de economía y finanzas, sino de derechos humanos. Y los Balcanes es la región donde hay más necesidad de luchar.

Esta publicación ha sido producida dentro del proyecto Parlamento de los Derechos, cofinanciado por la Unión Europea. La responsabilidad sobre los contenidos de esta publicación reviene a Osservatorio Balcani e Caucaso Transeuropa (OBCT), y no refleja en modo alguno la posición de la Unión Europea.

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