Primera consecuencia política en Alemania del desastre nuclear en Japón. “la reacción en cadena de Merkel”, titula Tageszeitung. Efectivamente, la canciller ha anunciado el 14 de marzo la suspensión durante 3 meses la de prolongación de actividades de las centrales nucleares alemanas, una medida decidida el otoño pasado y mal recibida por la opinión pública. A lo largo de estos tres meses, las 17 centrales del país serán sometidas a pruebas de seguridad. Pero, como comenta el diario, los resultados de estas pruebas son en parte ya conocidas: varias de las centrales más antiguas no cumplen las normas seguridad en caso de ser afectadas por un accidente de avión y ésta no puede ser mejorada. De hecho, la central de Neckarwestheim, en el sur del país, considerada vetusta, será desconectada de la red.
En su editorial titulado “El Gobierno quiere prolongar su vida útil” el periódico berlinés destaca que el anuncio de Merkel coincide con tres citas electorales antes de finales de marzo, todas en territorios importantes del país. “Entonces, ¿no es más que retórica? No. La coalición no podrá contener más tiempo el debate sobre la salida nuclear. La opinión pública es muy sensible a la catástrofe de Japón”. El 15 de marzo, la canciller ha dado a conocer el cierre de seis reactores más, todos puestos en servicio antes de 1980.