
Moscú intenta bloquear la explotación del gas de esquisto rumano, que reduciría la dependencia energética de Rumanía y de la Unión Europea respecto a Rusia, estima el diario.
A finales de enero, el primer ministro Victor Ponta anunciar en la primavera de 2012 que se oponía a las prospecciones.
"Una mano rusa" estaría detrás de las protestas contra las extracciones en Barlad, en el este de Rumanía, donde más de 8.000 personas se manifestaron el 17 de enero contra la explotación de este recurso.
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