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Desde el pasado 5 de julio, 50 agentes de aduanas vigilan las fronteras de Dinamarca con Alemania y Suecia. Un control puesto en marcha ante la presión ejercida por el Partido del Pueblo, la formación de extrema derecha que asegura la mayoría parlamentaria de la coalición liberal-conservadora en el poder. “¿Es para reír o para llorar?” se plantea el Jyllands-Posten. “El Reino de Dinamarca es la atracción del verano en los medios de comunicación europeos. Sería bueno si fuese intencionado”. El problema, considera el diario danés, es que el Gobierno ha querido satisfacer al Partido del Pueblo sin replantearse los acuerdos de Schengen. Por ello se habla de controles aduaneros para indicar la diferencia respecto a los controles de personas. Lo cual no cambia nada, constata el Jyllands-Posten, que considera que el Gobierno danés debe haber comprendido ya que “no conseguirá engañar a los Gobiernos europeos” por el mero hecho de calificar así los controles. El primer ministro Lars Løkke Rasmussen se encuentra frente a un problema que va en aumento, apunta el diario, y ya es hora de “que escoja a quien va a poner en su sitio, si a Europa o al Partido del Pueblo. Nosotros proponemos, sin intención de ofender, que sea a este último”.
En Alemania, el Süddeutsche Zeitung lamenta lo que califica de “secuestro europeo”. “Ya es de por sí grave que Dinamarca limite sin ningún escrúpulo una de las principales libertades por las que han luchado los europeos: la supresión de los controles en las fronteras”, escribe el diario de Múnich. “Pero lo que es aún más grave es que probablemente el resto de los países europeos vayan a tolerar este ataque contra uno de los pilares de la unificación de Europa. Desde hace casi dos meses la Comisión conocía las intenciones danesas y desde entonces únicamente ha examinado la situación”. Por lo tanto, subraya el SZ, “no podemos esgrimir la excusa de que el poder político se encuentra inmerso en la crisis de la deuda. Las libertades son tan vitales para la UE como lo es su moneda”.
