“Por fin libres”, anuncia en portada Libération al día siguiente de la puesta en libertad de los periodistas franceses de la cadena de televisión pública France 3, Hervé Ghesquière y Stéphane Taponier, retenidos como rehenes durante 547 días en Afganistán. El diario muestra su alegría por el acontecimiento, pero aprovecha para volver sobre la polémica y el pulso que mantuvieron durante toda su retención elcomité de apoyo de los dos periodistas con el Elíseo.
“¿Es necesario sobreexponer en los medios estos cautiverios, o es mejor mantener un silencio absoluto, como hacen cada vez más a menudo los estadounidenses? En el caso que nos ocupa se mezclaron ambos métodos sin que se pudiese medir la eficacia de esta opción. ¿Se ha pagado un rescate? Es difícil saberlo pero, si ese fuese el precio de la libertad, ¿es necesario seguir enviando periodistas para cubrir dichos acontecimientos?”, se pregunta también el diario, que vuelve sobre las críticas dirigidas por la presidencia de la República a los periodistas que salen a la caza de una primicia “a cualquier precio” y al “coste considerable” que habría acarreado este asunto. Y el diario concluye respondiendo a las preguntas anteriores: “Claro, ya que de ello depende el buen funcionamiento de la democracia”.