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Los Balcanes, antecámara de Europa

La adhesión de Croacia a la Unión Europea ha reabierto la ruta de la inmigración clandestina que atraviesa los Balcanes desde Grecia hacia el resto de la UE. Mientras que el número de inmigrantes indocumentados aumenta en los países afectados, las infraestructuras de acogida son casi inexistentes.

Publicado en 19 agosto 2013 a las 12:03

Cuando ya ha caído la noche, se suben a coches privados o furgonetas que alquilan a locales. Les cuesta 600, 1.000 euros o incluso más. Es un viaje cara o cruz, pero en estas fechas es la cara la que va ganando, ya que muchos están logrado cruzar a Eslovenia y de ahí van a Italia y al resto de Europa. Sentado en una cafetería cerca de la plaza Ban Jelacic de Zagreb, P.W.S., un nigeriano afincado en Zagreb, traga un sorbo de café y extrae de su bolsillo un viejo móvil. «¿Lo ve? Aquí tengo los sms... dicen que se vive mejor en el norte» .
Coincidiendo con la entrada de Croacia en la UE, las últimas cifras de la Comisión Europea lo dicen claro. Las rutas de inmigración ilegal de los Balcanes se han avivado. En total, entre el 2011 y el 2012, el número de sin papeles identificados en la región aumentó de 26.223 a 34.825 (33%).
Las fronteras más concurridas fueron la de Croacia y Eslovenia (95%) y la de Serbia y Croacia (118%). Una situación que se refleja también en los extranjeros irregulares detectados en Croacia que, entre 2011 y 2012, pasaron de 3.461 a 6.541 (un aumento del 89%).

«El número de detenciones por entradas ilegales de Serbia a Croacia ha sido en el cuarto semestre de 2012 el más alto entre los miembros del área Schengen y de la UE, incluso superior al de Grecia» , indica el informe Western Balkans Risk Analysis 2013 de Frontex, la agencia que controla las fronteras exteriores del territorio comunitario.
Valga, en esta punto, la anédocta de Blaz Topalovic, el jefe de policía de Vukovar –cerca de la frontera con Serbia– arrestado el pasado 2 de agosto por tráfico de inmigrantes.

El problema es que, más allá de algún avance legislativo que sí se ha dado, las prácticas para la integración de los inmigrantes en estos países no brillan por su eficacia. En Croacia, por ejemplo, no hay centros para menores en situación de irregularidad y solo hay uno para los adultos que está alcanzando su capacidad máxima. En una situación similar está el otro centro, ubicado en Kutina y destinado a los solicitantes de asilo político y protección humanitaria, estatus que Croacia casi no concede. De las 3.228 peticiones recibidas por el país entre 2004 y 2012, solo 50 para refugiados y 80 para personas con ayuda humanitaria fueron aprobadas, según datos de ACNUR.

P.W.S., el nigeriano, esboza una sonrisa. Él es uno de los pocos que sí lo ha logrado. Llegado clandestino al país hace año y medio, hace unos meses consiguió el asilo político y un pasaporte croata. «Yo me quedaré, ¡pero soy la minoría!» , recalca el inmigrante, reclutado como intérprete por una oenegé. «Croacia es considerada una naciónde paso para los inmigrantes» , coincide la periodista experta en minorías Barbara Matejic.

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Así y todo, el fenómeno se complica aún más si se considera que estas rutas coinciden a menudo con las del tráfico ilegal que pasan por la región y que la UE teme ahora que aumenten.

«El flujo de armas desde los Balcanes a Europa podría incrementarse a partir de la anexión de Croacia y el traspaso de las fronteras de la UE a la zona montañosa que separa Croacia de Bosnia-Herzogovina» , dice la agencia de control fronterizo Frontex.

Lea los artículos anteriores de esta serie:

Malta y el rompecabezas de los refugiados
El problema de la integración sueca
Londres cierra sus puertas al mundo
El mensaje de Austria a los refugiados: calladitos u os deportamos

Grecia

La “puerta de Europa” bajo presión

El punto de acceso por vía terrestre de los inmigrantes que emprenden la “ruta de los Balcanes” para entrar en Europa occidental es Atenas, a la que a menudo se señala con el dedo por las condiciones de acogida de los solicitantes de asilo. Periódicamente se producen revueltas en los centros de acogida, la última data del 11 de agosto. En el centro de Amygdaleza, cerca de Atenas, se organizó un motín después de que se comunicase a los inmigrantes que el periodo de retención se prolongaba de 12 a 18 meses, publica To Vima. Atacaron a los guardas y prendieron fuego a las sábanas. La policía antidisturbios intervino y se detuvo a 14 demandantes de asilo.

“Las condiciones de retención en el campo son espantosas, casi esperamos que los inmigrantes protagonicen un levantamiento”, confiesa al diario el alcalde de Acharnes, el ayuntamiento del que depende el centro de retención. Se da cobijo a 1.650 personas en los prefabricados, donde las temperaturas pueden llegar a los 50°C en verano, informa To Vima. Estas tensiones tienen lugar dos semanas después de que muriese un individuo retenido, de origen afgano, por insuficiencia respiratoria.

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