
“Nuevas reglas estrictas para los eurodiputados”, titular el diario De Standaard, con relación al escándalo que está cobrando mayores proporciones dentro del Parlamento Europeo. Tras la estela creada por la campaña del dominical Sunday Times en la que europarlamentarios aceptaban realizar enmiendas a la legislación comunitaria a cambio de dinero proveniente de periodistas encubiertos, que se hicieron pasar por miembros de grupos de presión, el Parlamento Europeo pretende establecer unas directrices de actuación para sus miembros. “Cuando sean interpelados por miembros de grupos de presión, los eurodiputados deberán llevar a cabo una comprobación exhaustiva de las credenciales de sus posibles clientes”, según revela el diario de Bruselas, que incluye también que para ello tendrán acceso a los datos “biométricos y a aparatos de escáneres de retina similares a los que se emplean en los aeropuertos tras los atentados del 11-S para poder detectar identidades fraudulentas”. Al esbozar las nuevas reglas el pasado 31 de marzo, el portavoz de la Eurocámara Martin Bulak explicó que “es esencial que si un eurodiputado acepta pagos para realizar enmiendas a la legislación europea y a directivas, primero deberá determinar fehacientemente que se trata de un genuino grupo de interés y no de periodistas infiltrados”.
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