Los jóvenes italianos están "en peligro de extinción", escribe el Corriere della Sera, citando a Giuseppe Roma, director de Censis, el instituto italiano para la investigación socioeconómica, que ha hecho sonar todas las alarmas con su comparecencia ante la cámara baja del Parlamento. En relación a la década anterior, la franja de edad comprendida entre los 15 y los 34 años ha perdido 2 millones de personas, como resultado del descenso de la tasa de natalidad y del aumento de la emigración ante la falta de oportunidades en el ámbito profesional. "Una brecha en la estructura del mercado laboral, en el que están convirtiéndose en una rareza", comenta el Corriere, señalando que esto no significa que se haya incrementado la demanda de jóvenes trabajadores.
Al contrario, subraya La Stampa, los jóvenes italianos entre 25 y 34 años de edad "ni-ni" (ni estudian, ni trabajan) han alcanzado un alarmante 11,2%, comparado con la media europea del 3,4%. Pero el desierto panorama laboral no es una explicación suficiente; en España, donde la tasa de desempleo juvenil supera el 40%, únicamente el 0,5% ha desistido en la búsqueda de trabajo. En Italia, sin embargo, "[m]uchos jóvenes han aceptado la inactividad como un posible modo de vida, y la red de protección social que proporcionan las familias no les ayuda a superar su apatía". Tener un título universitario hace que la búsqueda de empleo sea incluso más difícil, así que no sorprende que únicamente el 20,7 % de los italianos en el mismo rango de edad (25-34) termine sus estudios superiores (frente a la media del 33% de la UE). En este contexto, la disminución de la población joven podría resultar positiva para el empleo: "En 2020, 8 millones de personas abandonarán por su avanzada edad el mercado laboral, y apenas habrá jóvenes suficientes para sustituirlos".