La Corte suprema administrativa checa se ha pronunciado el 17 de febrero en favor de la disolución del Partido obrero. Su veredicto es claro: “Populista, nacionalista y racista como los partidos de la Alemania hitleriana”. Este partido de extrema derecha representa un peligro para la democracia. Es la primera vez que un partido político es prohibido en la República Checa y Lidové Novinyse felicita por ello, a pesar de cual se mantiene escéptico y titula: “El Partido obrero ha perdido, pero reaparecerá en otro sitio”. El líder del partido, Tomas Vandas asegura que “el veredicto es en sí una buena publicidad” y se prepara para presentarse a las elecciones legislativas del 29 de marzo, esta vez bajo un nuevo nombre. Sea como fuere, este veredicto podría servir de “ejemplo para encontrar la forma de disolver también al Partido comunista de Chequia y Moravia”, añade el periódico, ya que una comisión del Senadotrabaja actualmente para demostrar que el ex partido único, tercera fuerza política del Parlamento, es un partido extremista. La comisión podría servirse en este caso de los mismos argumentos utilizados por la Corte suprema.
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
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