No defraudar la confianza de Irlanda

Publicado en 1 junio 2012 a las 15:07

Irlanda ha dicho sí al tratado fiscal firmado el pasado mes de febrero por 25 de los 27 países de la UE y que tiene como objetivo reforzar la confianza en la moneda única y la homogeneidad de la zona euro a través de una mayor disciplina, y de algunas sanciones, en la gestión de las finanzas públicas. O dicho de otra manera, mayor seguridad monetaria a cambio de la cesión de otra pizca de soberanía a Bruselas.

La votación, inapelable, se ha caracterizado por una tasa de abstención excepcional, poco más de la mitad de los electores han acudido a las urnas frente al 60% de participación en el último referéndum sobre el tratado de Lisboa, y por una intensa campaña por ambos bandos.

Paradójicamente, ha sido uno de los más fervientes defensores del no, el empresario y militante euroescéptico Declan Ganley, el que probablemente haya encontrado la forma más acertada de explicar el significado de este referéndum para los irlandeses, los ciudadanos europeos con la deuda privada más elevada del mundo (más de 41.000 euros por habitante). “El mensaje que los irlandeses han querido enviar con este sí es que todavía confían en los líderes europeos y en la gestión que harán de esta situación”, declaró.

Y realmente hace falta mucha confianza en los tiempos que corren, pues no parece haber indicios de que la situación en Europa mejore. Desde el desempleo, que en los últimos meses ha vuelto a batir nuevos récords, pasando por la crisis griega, que sigue amenazando que se mantenga el euro, hasta la crisis bancaria española, que podría desembocar en un plan de rescate récord de 300.000 millones de euros. También se necesita confianza para delegar su política económica en instituciones que no se caracterizan precisamente por su transparencia, ni por sus valores democráticos.

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Por lo tanto, los irlandeses han decidido volver a depositar su confianza en Europa, la misma Europa que les ha impuesto condiciones draconianas para salir de la crisis de la deuda que se llevó por delante al “Tigre celta”. Europa tiene ahora en sus manos el no defraudarles.

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