En España no se construyen centrales desde 1988 y la opinión pública mayoritaria está en contra de la energía atómica, según indica el último barómetro del CIS sobre el tema, de junio. No obstante, en los últimos siete años “la exportación de tecnología nuclear no ha hecho más que crecer, especialmente a países en desarrollo”. De hecho, tal y como recogeRafael Méndez en el diario El País, “Con el renacer nuclear en China el Gobierno auspició en 2008 la creación del Spanish Nuclear Group for China, una asociación de interés estratégico entre cuatro empresas”, dos de ellas de titularidad pública, ENSA, propiedad de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), y Enusa (la Empresa Nacional del Uranio).
La directora de Relaciones Institucionales de Enusa, Carmen Vallejo, reconoce que "No nos afecta la orientación del Gobierno a la hora de exportar. Sí nos afecta cuando cierra una central porque perdemos clientes. Zorita usaba nuestro combustible y Garoña también lo utiliza". Para Carlos Bravo, de Greenpeace, el problema reside en que “Si crees que la nuclear no es la solución y lo defiendes no debes fomentar la exportación, y menos a países en desarrollo". Una contradicción que el Gobierno niega, mientras la presidenta del Foro Nuclear y directiva de Empresarios Agrupados, María Teresa Domínguez, considera irrelevante porque "hay que explotar, España debe aprovechar su condición de país con conocimientos y expertos en materia nuclear".
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