Tras meses de negociaciones, los enviados especiales del Parlamento Europeo, el expresidente de la institución, Pat Cox, y el expresidente polaco, Aleksander Kwasniewski, no han conseguido que Ucrania libere a Yulia Timoshenko. Pero Europa seguirá instando a su presidente, Víktor Yanukóvich, a que lo haga, opina en Gazeta Wyborcza el analista Waclaw Radziwinowicz, recalcando que ambos ya han conseguido hacer mucho en favor de la ex primera ministra ucraniana, que fue condenada a siete años de prisión en octubre de 2011. Radziwinowicz considera que:
Europa está prestando mucha atención a la suerte que corre la “princesa de la revolución naranja”, e insistentemente, pero con mucho tacto, también está exigiendo que se le conceda un trato justo. Eso constituye una garantía de seguridad para Timoshenko. Yanukóvich es consciente de que Bruselas le está vigilando y no dará pábulo a sus partidarios que quieren ‘acabar con esa bruja’.
Está en juego no solo el futuro de Timoshenko, sino también el lugar de Ucrania en Europa, según señala el colaborador del diario. Y más teniendo en cuenta los últimos intentos que Moscú ha realizado para que Kiev vuelva a entrar dentro de su esfera de influencia. Sin embargo, Yanukóvich
no puede estar eternamente a caballo entre el Este y el Oeste. Cuanto más presione Moscú, más proclive se mostrará a escuchar a los pacientes enviados especiales del Parlamento Europeo, y se dará cuenta de que, si Ucrania realiza las reformas necesarias, encontrará su sitio en Europa.
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