Decididamente, a los populistas no les gusta el euro. Tras la francesa Marine Le Pen, es el turno del neerlandés Geert Wilders, que exige ahora la introducción de un “nuevo florín, lo más rápido posible”, relata De Volkskrant. El jefe del Partido por la Libertad (PVV) afirmó el 5 de marzo que la adopción de la moneda única ha tenido efectos negativos sobre el crecimiento económico de los Países Bajos y sobre la capacidad de compra de los holandeses. Wilders parte de un informe que encargó al gabinete de estudios económicos euro escéptico Lombard Street Research, de Londres.
Sobre este informe, al que califica de “tendencioso”, el Volkskrant considera que Lombard Street Research “no ha sabido sacudirse las dudas iniciales sobre la imparcialidad del estudio”. El diario añade que el informe “no es suficientemente convincente en lo que se refiere a demostrar las ventajas de una vuelta al florín”. Además, los investigadores han hecho un mal cálculo [la contribución neerlandesa al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera- FEEF- no representa el 10% sino el 5,9%] y facilitan “escasas informaciones sobre los costes ligados a la salida de la zona euro”, como los efectos negativos sobre las exportaciones y sobre el crecimiento económico.
El diario concluye que el debate sobre el futuro del euro tiene sentido, pero el informe de Lombard Street Research en nada contribuye a alimentarlo:
Estas omisiones hacen que el informe sea poco útil para un debate serio sobre un eventual retorno al florín. Pero teniendo en cuenta la inquietud suscitada con el euro, no está mal que los dirigentes políticos reflexionen sobre todos los escenarios posibles, incluyendo las consecuencias que tendría una reintroducción del florín.
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