Más de 8000 exiliados provenientes de Túnez desembarcaron en la isla italiana de Lampedusa a mediados de septiembre, lo que condujo a la saturación de servicios de acogida que precisamente están diseñados para este tipo de situación. En estos días, las “escenas de caos” posteriores al desembarque han sido documentadas en abundancia. Estas forman parte de un contexto más global referente tanto a acuerdos migratorios controvertidos firmados por la Unión Europea — en particular con Túnez — como a la fuerte represión ejercida por el gobierno italiano sobre las ONG que rescatan migrantes en el mar. Desde inicios de año, casi 130 000 personas — sobre todo guineanos, marfileños y tunecinos — han llegado a Italia por mar,es decir, el doble del año pasado para el mismo período.
La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen y la presidenta del consejo italiano Giorgia Meloni se desplazaron a Lampedusa el 17 de septiembre para manifestar el apoyo de la Unión Europea y de Italia a los habitantes de la isla. Anunciaron un plan europeo para hacer frente al aumento en el ingreso de migrantes al territorio, si bien los Veintisiete llevan cuatro años de estar discutiendo un acuerdo sobre el Pacto Europeo sobre Migración y Asilo.