El Gobierno ha anunciado su plan para imponer un impuesto del 35% al dinero de sus ciudadanos en cuentas extranjeras. El montante de dichas cuentas se estima entre 1 y 2 billones de florines (entre 3.300 y 6.700 millones de euros), estando principalmente situadas en Suiza, pero también en Austria y en Chipre. Budapest pretende seguir el ejemplo de Alemania y del Reino Unido, que están negociando acuerdos fiscales con los bancos de los países afectados.
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