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Vittore Carpaccio, "Llegada de los embajadores ingleses ante el rey de Bretaña" (1495-1500). Óleo sobre lienzo, Galeria de la Academia, Venecia.

Trabajo para los de siempre

Sólo dos de los 115 embajadores de la Unión Europea proceden de Europa Central. El resto de puestos los ocupan funcionarios de la Vieja Europa. Pero Polonia ya está harta de esta situación.

Publicado en 23 agosto 2010 a las 15:41
Wikimedia Commons  | Vittore Carpaccio, "Llegada de los embajadores ingleses ante el rey de Bretaña" (1495-1500). Óleo sobre lienzo, Galeria de la Academia, Venecia.

La política exterior de la UE se encuentra directamente en manos de la “Vieja Europa”, ya que sólo dos de sus 115 embajadores proceden de los nuevos Estados miembros. Según expone un informe del Instituto Polaco de Asuntos Internacionales (PISM), la mayoría de los puestos los ocupan funcionarios franceses, italianos, belgas y alemanes. Los dos solitarios embajadores de Europa del Este fueron destinados a Afganistán y Noruega. Pero la situación es peor en el “ministerio de Asuntos Exteriores” de la UE en Bruselas, donde nueve de cada diez empleados proceden de los 15 Estados miembros más antiguos.

Ninguno de los puestos superiores extranjeros los ocupan polacos, uno de los mayores miembros de la Unión, y el informe insinuaba que el servicio diplomático de la Unión no tiene en cuenta al país y mucho menos sus intereses. Lo más preocupante es que descubrió que el conocimiento de las lenguas de la región a la que se destinaba a los representantes no tuvo ningún peso en los nombramientos.

Catherine Ashton, directora del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), afirmó que se comprometía a mantener un equilibrio geográfico y de género adecuado a la hora de contratar al personal para la agencia. Sin embargo, hasta ahora no ha sido el caso. “Observamos una representación excesiva de ciudadanos de 11 Estados miembros… mientras que la representación de 16 Estados miembros, incluido Polonia, no es la adecuada”, afirmaba el informe del PISM. Europa no se está esforzando mucho en lo que respecta a la igualdad de género. Según el comité de expertos, las mujeres dirigen sólo una de cada 10 “delegaciones” extranjeras de la UE, tal y como se denominan las embajadas de la Unión Europea.

La 'vieja Europa' seguirá al frente de la diplomacia

Esta primavera, el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia ha intentado plantear la idea de que cada Estado miembro debería contar con una representación en el SEAE proporcional a su tamaño. De los 3.000 puestos de trabajo planificados, los polacos habrían ocupado alrededor de 240, incluidos unos 10 puestos de embajadores. Sin embargo, los demás países de Europa Central no apoyaron esta idea, ya que estimaban que no tenía sentido pelearse por los puestos en la diplomacia de la UE.

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El servicio diplomático de la UE, con un presupuesto anual de 9.500 millones de euros, debía empezar a funcionar en la primavera de 2010, como parte del Tratado de Lisboa. Tal y como admitió la señora Ashton, es bastante improbable que ocurra antes de finales de año. El servicio se está creando según el principio de “los puestos superiores, para los funcionarios con más años de servicio”, que implica efectivamente que seguirá dominando la “vieja” Europa.

En el Este, una región fundamental desde el punto de vista de Varsovia, los puestos diplomáticos los ocupan funcionarios de Estados que no están implicados en la política del este de la UE. “En África y Sudamérica, el director de la delegación de la UE a menudo es un ciudadano de una antigua potencia colonial o de un país con un idioma o una cultura que guarda relación con el país. En el antiguo bloque de la Unión Soviética, hay personas sin ningún vínculo con la región” afirma el informe del PISM, que trabaja para el ministerio de Exteriores polaco. Un español representa a la UE en Rusia, un funcionario portugués en Ucrania, un italiano en Armenia y un belga en Azerbaiyán. Aparte de Rusia, todos estos países están sujetos al proyecto de Colaboración Oriental, del que Polonia es uno de los patrocinadores.

Representantes ante las antiguas colonias

Pero todo el sistema funciona al revés cuando están en juego los intereses del bloque de la “vieja” UE, sostiene el informe. En países especialmente importantes para ellos (sus antiguas colonias o países que participen en los proyectos que promocionan, como la Unión Mediterránea), cuentan con su propio personal. Los españoles dirigen las delegaciones de la UE en Chile y Colombia, el director de la delegación brasileña es portugués y un holandés gestiona el puesto en Sudáfrica. Siete de los 15 embajadores de la UE en los países de la Unión Mediterránea proceden de países mediterráneos. “La práctica aplicada con respecto a Sudamérica o África no se ha aplicado en Europa del Este”, concluye el PISM.

Jean-Luc Dehaene, antiguo primer ministro de Bélgica, un país con una representación excesiva en la diplomacia de la UE, afirmó que el sistema debía revisarse, pero dentro de cinco años, una vez que la señora Ashton haya finalizado su mandato.

Si prosiguen las tendencias descritas en el informe del grupo de expertos polaco, el servicio diplomático de la UE sin duda deberá revisarse a fondo, pero será una tarea que sólo realizarán los 15 Estados de la “vieja” UE. De momento, el SEAE sigue siendo su club exclusivo.

Perspectiva desde Polonia

Los belgas, la nueva raza superior

Se suponía que el servicio diplomático de la UE debía ser eficiente y competente, pero hasta ahora, la mayoría de los nombramientos apuntan a que se trata de una cuestión de política en lugar de eficiencia, sostiene Marek Magierowski en el diario conservador Rzeczpospolita. "Entre los funcionarios del SEAE casi no se encuentran polacos, pero está repleto de belgas. Quién iba a pensar que Bélgica era una superpotencia diplomática. ¿Y qué ocurre con los idiomas? Bueno, para eso tenemos el traductor de Google ¿verdad? Y así ocurre que el embajador de la UE en Pekín, que no habla chino, luchará por lograr influencias con su homólogo estadounidense, Jon Huntsman, que no sólo domina el mandarín, sino también el dialecto taiwanés de Hokkien. Y lo mismo sucede en Ankara: el delegado de la UE no habla turco, mientras que Frank Riccardione, el embajador estadounidense recién nombrado, habla turco, árabe, francés e italiano. El informe del Instituto Polaco de Asuntos Internacionales es un documento triste, porque claramente demuestra por enésima vez lo poco que tienen que ver con la realidad los eslóganes de la UE sobre los proyectos grandiosos y los objetivos a largo plazo y cómo se sigue engañando a la mayoría de los europeos".

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