Tras la tempestad, llega la política

La economía europea parece haber sobrevivido a lo peor de la crisis y está en vías de recuperación. Ésta queda supeditada, no obstante, a la capacidad de los políticos para superar sus dudas e ir más allá de la incertidumbre electoral.

Publicado en 14 marzo 2012 a las 15:45

Angela Merkel y Mario Monti coinciden al decir que necesitamos “más Europa”; que sólo una mayor armonía política nos puede devolver la esperanza en el futuro. Si la austeridad que impera en nuestras economías en recesión es excesiva, e insisto en este sentido, es precisamente por la desconfianza mutua que reina entre nuestros países. Y sólo podremos superar esta desconfianza si nos unimos más.

Queda por saber si el ritmo con el que la canciller desea avanzar por esta vía no es demasiado lento. Porque hasta ahora, Berlín habla mucho pero hace poco, como destaca el eminente filósofo alemán Jürgen Habermas. Puede que haya que esperar otro año y medio y a que se celebren las elecciones alemanas en otoño de 2013 para responder de una vez por todas a las cuestiones en el aire.

El acuerdo mostrado el 13 de marzo entre los dos jefes de Gobierno [Mario Monti y Angela Merkel] tiene sentido, aunque en la campaña electoral francesa no se hable mucho de Europa: Nicolas Sarkozy incluso gana puntos en los sondeos al atacar ciertas políticas europeas.

Nuevas reglas no tan rígidas

La gran crisis que hemos sufrido demuestra que los poderes públicos tenían una función indispensable para calmar las turbulencias de los mercados y aprovechar algo su energía, al mismo tiempo que se respetaban las normas. Pero también demuestra que ciertos poderes públicos, como los países de la eurozona, no dan la talla. En París, parece que aún no lo ha entendido ni el presidente en funciones, ni el que podría derrotarle, el socialista François Hollande.

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Afortunadamente, están cambiando otros elementos. El compromiso alcanzado el 13 de marzo con España, que le concede un respiro en las medidas de reducción del déficit, hace que el pacto presupuestario futuro sea un poco menos duro. Por otra parte, al analizar los aspectos técnicos, nos damos cuenta de que las nuevas reglas disciplinarias que rigen las cuentas públicas son menos rígidas de lo que parecían al principio.

El extraño anuncio de la candidatura de Mario Monti a la presidencia del Eurogrupo, además de demostrar la estima de la que goza nuestro presidente del Consejo, es el efecto colateral del juego de la silla que se está desarrollando en estos momentos.

Quizás la angustia del Bundesbank se calme con la llegada a la dirección del Banco Central Europeo del luxemburgués Yves Mersch (un "halcón" al estilo alemán), a un puesto que hasta ahora parecía destinado a un español. Si es así, será urgente sustituir en la presidencia del Eurogrupo al luxemburgués Jean-Claude Juncker, que hasta ahora ha ocupado este puesto por no haber encontrado a nadie que le sustituya.

Una fase propicia a los cambios

Aunque tanto en Bruselas como en París y en Berlín la clase política ha reaccionado tarde y de manera confusa, la fase de relajación actual en los mercados financieros facilita ciertos cambios. Las diferencias de competitividad entre los países, que perjudican a la cohesión de la eurozona, podrían reducirse en Alemania, no por la acción del Gobierno, sino por la de los sindicatos, que están exigiendo grandes incrementos salariales. Si lo logran, se reduciría la ventaja de la que goza Alemania con respecto a los demás países.

De momento, seguimos avanzado a tientas, con el riesgo de tropezar en nuevos obstáculos. Si las elecciones legislativas anticipadas en Grecia finalmente tienen lugar el mes que viene, es muy probable que perjudiquen a la calidad del Gobierno; y se prevén nuevas medidas de austeridad para 2013. Además, lo más seguro es que durante el verano haya que acordar un segundo plan de ayuda para Portugal.

Italia no estará fuera de peligro hasta que no vuelva a ponerse en marcha su aparato productivo con el crecimiento. Mientras, ya ha reconquistado su pleno derecho a definir las opciones de Europa, algo nada desdeñable. La amenaza del spread [diferencia de los tipos de interés con los bonos del tesoro alemanes] nos ha hecho tomar buenas decisiones en el ámbito económico; esperemos que no tengamos que arrepentirnos, dadas las nuevas turbulencias de nuestra escena política.

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