Dentro de dos meses, los islandeses deberán decir por segunda vez si aprueban o no el acuerdo entre su Gobierno y los Gobiernos del Reino Unido y Holanda parasaldar cuentas tras la debacle bancaria de otoño de 2008. El 20 de febrero, el presidente Olafur Ragnar Grimson vetó por segunda vez en un año una ley adoptada por una clara mayoría (44 votos contra 16) del Parlamento islandés, el 16 de febrero. Esta ley versaba sobre el nuevo acuerdo de reembolso de cerca de 3.900 millones de euros adelantados por Londres y La Haya tras la quiebra del banco online Icesave. Los electores islandeses van a tener que resolver la cuestión por referéndum.
“¿Tendrá consecuencias este nuevo replanteamiento (…) sobre la candidatura islandesa ante la Unión Europea?” se pregunta Le Soir. Por más que “Londres y La Haya habían amenazado con frenar, incluso bloquear, la candidatura de la isla nórdica a la UE”, el “no masivo (93%) de los islandeses, invitados una primera vez a pronunciarse sobre el mencionado acuerdo en marzo de 2010, no había impedido la apertura de negociaciones sobre la adhesión en julio”. Interrogado por el periódico belga, el politólogo Baldur Thorhallsson subraya en particular que los británicos, a pesar de haber levantado el tono de voz, “se han mostrado menos ofensivos, pues les gustaría contar con un nuevo aliado euroescéptico en el seno de la UE”.
Olafur Gylfason, director de un instituto de sondeos, estima por su parte que los islandeses “no mezclan este hecho con la cuestión de la pertenencia a la UE”. La opinión islandesa, en efecto, ha evolucionado mucho tras la crisis financiera, prosigue Le Soir. “En medio del pánico, muchas personas vieron en Europa un seguro para el futuro”, explica Gylfason, pero “ahora que los ánimos se han calmado, sólo el 18% de la población considera creíble la UE y el futuro de la candidatura, que divide incluso al Gobierno de centro-izquierda; todo dependerá del sensible dosier de la pesca”.