Ideas Energía sostenible

Una pequeña ayuda para la economía

Unas normas energéticas más estrictas no sólo beneficiarían al medio ambiente, sino que además favorecerían la competitividad de Europa. Aunque, lamentablemente, los dirigentes no parecen ser conscientes de ello.

Publicado en 9 agosto 2012 a las 15:34

Los dirigentes europeos buscan desesperadamente formas de estimular el crecimiento económico y, sin embargo, hacen caso omiso de los 90.000 millones de euros que tienen al alcance de la mano. Esta suma es el ahorro que podrían lograr en la factura energética de los hogares y las empresas si aceleraran el refuerzo de las normas energéticas de los aparatos eléctricos. Según los estudios, esto se traduciría en un ahorro de 280 euros al año para un hogar medio. Y además, podrían crearse un millón de empleos nuevos en Europa.

La Comisión Europea se está planteando revisar la directiva de “Ecodiseño”, que data de 2005. Esta directiva define las exigencias mínimas relativas al consumo eléctrico de cuarenta aparatos e influye en más de la mitad del consumo energético en Europa.

Sin embargo, esta directiva es uno de los instrumentos de optimización energética más subestimados en Europa. Incluso los responsables del sector energético se encogen de hombros cuando se les pregunta qué nivel de ahorro energético podría obtenerse con esta directiva.

La respuesta es la siguiente: si las directivas energéticas se fijaran con más ambición que actualmente, la demanda europea de electricidad y gas disminuiría un 17 y un 10%, respectivamente. Esto también beneficiaría al clima. En 2020, se emitirán 400 megatoneladas menos de CO2. Esto supone una cantidad equivalente al resultado del sistema europeo de intercambio de cuotas de emisión, o bien dos veces la emisión total de CO2 de Países Bajos. Por lo tanto, va siendo hora de que los funcionarios y los políticos se pongan manos a la obra.

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Normas ya obsoletas

China y Estados Unidos han sabido evaluar mejor las ventajas económicas y medioambientales de las normas energéticas. En estos países, trabajan diez veces más funcionarios que en la UE en la introducción de normas sobre los aparatos eléctricos.

Y tiene todo el sentido: un estudio estadounidense demuestra que cada dólar invertido en funcionarios adicionales implicados en esta política se traduce en un ahorro energético de 60.000 dólares para los consumidores finales.

Debido a la falta de capacidad de la Comisión Europea, a veces se necesitan más de cinco años para introducir una norma energética. Mientras, el mundo sigue girando. Y cuando las normas por fin entran en vigor, ya están obsoletas. Por ello, Sharp lanzó al mercado un televisor que era un 50% energéticamente más eficiente que lo que estipulaba la norma en vigor. Por consiguiente, es necesario adoptar procedimientos más rápidos para introducir normas energéticas más estrictas.

Invertir en lugar de importar energía

Al contrario de lo que pueda pensarse, con el refuerzo de las normas energéticas se podría mejorar la competitividad de la economía europea. Las empresas que se encuentran fuera de la UE, como los fabricantes chinos, también tienen que cumplir unas normas más estrictas si quieren vender sus productos en el mercado europeo.

Para empresas de productos electrónicos como Philips, es una ventaja. Sus productos resultan más atractivos a los clientes, porque son más eficientes. Y si bien el precio de compra de un televisor, por ejemplo, aumenta algo más de diez euros, sus clientes recuperan esa cantidad hasta una media de cuatro veces a lo largo de la vida útil del aparato.

Sin embargo, siempre queda al menos un fabricante por cada grupo de productos en Europa que no tiene intención, o bien no puede hacer esfuerzos adicionales para que sus productos sean más eficientes. La presión que ejercen estos fabricantes impide a los ciudadanos y a las demás empresas europeas que se beneficien plenamente de las ventajas económicas de la directiva de Ecodiseño.

No obstante, es tranquilizador que los gigantes de la electrónica Philips, Electrolux, Camfil Farr y el Grupo Bosch Siemens hayan hecho hace poco un llamamiento a los países europeos para que refuercen las normas energéticas de los electrodomésticos.

A Europa le interesa en todos los sentidos invertir en el desarrollo y la fabricación de una tecnología limpia, en lugar de seguir gastando más dinero en la importación de energía (300.000 millones de euros sólo en importación de petróleo en 2011).

Además, el crecimiento verde puede crear los empleos que tanto necesitan la multitud de jóvenes desempleados. Por consiguiente, ahora la pelota está en el tejado de los dirigentes europeos, que tienen suficiente sentido común como para saber dónde obtener esos recursos que están al alcance de la mano.

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