mello voxeurop

Violencia sexual o de género y migración: ¿existe una correlación?

El argumento de que la inmigración aumenta la inseguridad de nuestras sociedades es un leitmotiv que surge, de manera habitual, en el debate público. A esto se le añade otro viejo estereotipo, el de la violencia contra “nuestras mujeres”.

Publicado en 10 marzo 2025

Alegaciones por comprobar:

Contexto: En los últimos meses, varios líderes o exponentes de la derecha y la extrema derecha europea, especialmente en Italia y Francia, han establecido una relación entre la presencia de ciudadanos extranjeros, la inmigración y la incidencia de delitos relacionados con la violencia de género. El argumento proviene principalmente de la extrema derecha, pero se abre camino cada vez con mayor facilidad en el discurso de la opinión pública.


“Las sociedades europeas no se han vuelto menos seguras a raíz del aumento de la población extranjera. De hecho, en general, se ha registrado un ligero descenso de la delincuencia”, explica un artículo de Openpolis basado en datos de Eurostat. No obstante, el argumento de que la inmigración aumenta la inseguridad de nuestras sociedades es un leitmotiv que surge, de manera habitual, en el debate público.

Jérôme Valette es economista especializado en migraciones en el CEPII (Centro de Estudios Prospectivos y de Información Internacional de Francia). Explica a Voxeurop que “[en igualdad de condiciones] demográficas y socioeconómicas, los inmigrantes no tienen más probabilidades que los nativos de cometer un delito o crimen”.  Los factores que, por el contrario, contribuyen a ello son la precariedad y la pobreza: “Los hombres, los jóvenes y las personas en situación precaria suelen estar sobrerrepresentados en los flujos migratorios”.

Por ejemplo, los datos de Eurostat (presentados aquí en un gráfico de Openpolis), muestran claramente que las personas extranjeras están expuestas a un mayor riesgo de pobreza en casi todos los países de la UE. Grecia, Italia y Francia ocupan el segundo, tercer y cuarto lugar, de la clasificación, respectivamente.

Migración y violencia de género: ¿cuál es la correlación?  

Italia

El 25 de noviembre de 2024, durante el Día Internacional contra la Violencia Machista, la presidenta del Consejo de Ministros italiano, Giorgia Meloni, concedió una entrevista a la revista Donna Moderna en la que habló del aumento de los casos de violencia sexual cometidos por inmigrantes (sin citar datos ni fuentes).

El ministro de Educación italiano, Giuseppe Valditara, ya había mostrado una posición similar, que había desatado polémicas durante la inauguración de una fundación dedicada a la memoria de Giulia Cecchettin, asesinada por su exnovio Filippo Turetta, blanco e italiano, que no aceptaba que lo abandonara. “No podemos fingir que no vemos que el incremento de los fenómenos de violencia sexual también está relacionado con formas de marginalidad y desviación que, de alguna manera, son consecuencia de la inmigración ilegal”, declaró Valditara en un mensaje de vídeo en el que también explicada que el patriarcado terminó en Italia con la reforma de las leyes de familia en 1975.

Francia

En Francia, esta idea ha vuelto a cobrar importancia en los medios de comunicación en los últimos años gracias a varios factores que, en conjunto, contribuyen aún más a la polarización del debate público y a la normalización de un discurso llevado a cabo por representantes de movimientos identitarios y reaccionarios. Entre las razones que pueden explicar este resurgir se encuentra el fuerte avance electoral de la extrema derecha, una mediatización igualmente fuerte de los debates sobre la migración y el poder del grupo Bolloré que, al frente de un imperio formado por radio, prensa y televisión, otorga un amplio espacio a la extrema derecha.

Entre todos destacan Alice Cordier y el “Colectivo Nemesis” cuyo discurso, por ejemplo, fue recibido con admiración por el ministro del Interior francés Bruno Retailleau el pasado mes de enero.

El “Colectivo Némesis” es un grupo francés identitario y de extrema derecha que se define a sí mismo como “feminista”. Creado en 2019, ha ido ganando un espacio cada vez más importante en los medios de comunicación en los últimos años. Algunas representantes del grupo se han presentado como candidatas o han militado en el Rassemblement national (RN, extrema derecha) de Marine Le Pen. Otras se han mostrado cercanas a grupos neonazis o católicos reaccionarios, como se ha documentado ampliamente. Las militantes de este grupo tienen entre 18 y 35 años. Alice Cordier (cuyo nombre real es Alice Kerviel) nació en 1997.

Cordier integró las filas de la Action Francaise (movimiento nacido como antidreyfusiano a finales del siglo XIX) y se formó en el Institut de formation politique (IFP), un instituto de formación privado que lo único neutral que tiene es su nombre. Varios medios de comunicación han investigado sus conexiones con la Manif pour Tous (creada en oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo), el catolicismo reaccionario y la militancia de derechas.


Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

El argumentario de Cordier es sencillo: se necesita un “feminismo identitario”, según su definición, o un “feminismo de derechas” porque el feminismo está compuesto fundamentalmente por “feministas de extrema izquierda” que niegan una cuestión esencial (para ellas) en la lucha por la defensa de las mujeres y contra la violencia de género y sexual: el “viol de predation” (violación depredadora), es decir, la violencia ejercida contra las mujeres en el espacio público.

En mayo de ese mismo año, la eurodiputada de extrema derecha Marion Maréchal había afirmado: “El 77 % de las violaciones que se producen en las calles de París han sido cometidas por extranjeros”.

La elección de centrarse en este problema, que es el dedo que mira el necio cuando el sabio señala la luna, es “inteligente” desde un punto de vista estratégico para la extrema derecha. Permite, al mismo tiempo, subirse a la ola del feminismo y señalar un problema real (la violencia sexual) extrapolando los datos que sirven para sostener una tesis racista.

Además, esta posición niega, sin decirlo explícitamente, una cuestión fundamental: la violencia contra las mujeres se produce a través de las estructuras familiares y sociales, y en la mayoría de los casos es ejercida por personas cercanas a las víctimas. El argumento es falaz por su propia estructura: si la preocupación subyacente al argumento fuera la seguridad de las mujeres, se iría a la raíz del problema, es decir, la violencia estructural masculina, que no atiende a colores.

“La idea de que los extranjeros constituyen un riesgo para el decoro público, dispuestos a penetrar en el territorio nacional para penetrar en el cuerpo de las mujeres, es antigua. La extrema derecha la utiliza para justificar políticas migratorias basadas en la denegación y la estigmatización”, explica a Voxeurop Anne Bouillon, abogada francesa especializada desde hace más de 20 años en la defensa de víctimas de violencia doméstica y sexual y autora de Affaires de femmes. Une vie à plaider pour elles (L’Iconoclaste, 2024).

¿Existe una posible relación entre la inmigración y la violencia sexual? “Si observamos la sobrerrepresentación de los extranjeros en las estadísticas sobre delincuencia, vemos que constituyen el 17 % de los acusados, mientras que solo constituyen el 8 % de la población. Sin embargo, si nos centramos en la violencia sexual, esta cifra desciende a un 12 %”, añade Jerome Vallette, quien explica que estos datos son discutibles: “¿Podría deberse, por ejemplo, al hecho de que los flujos migratorios incluyen un mayor porcentaje de hombres, dado que la violencia sexual es cometida principalmente por el género masculino?”

“Mi experiencia como abogada demuestra que la violencia contra las mujeres proviene de todas las clases sociales. El mayor denominador común entre las mujeres, independientemente de su origen, religión, clase social, profesión o edad, es sufrir violencia por parte de los hombres. Y los autores son indistintos, de cualquier origen, religión, clase social y grupo de edad”, concluye Bouillon.

¿Qué dicen los datos?

Los datos, periodistas e investigadores desmienten o matizan las afirmaciones anteriores.

El servicio de estadística del Ministerio del Interior francés proporciona datos para 2023. Según estos datos, el 87 % de las personas acusadas de violación (fuera del ámbito familiar) eran de nacionalidad francesa. Estos datos no son completamente representativos de la realidad porque la denuncia puede producirse mucho tiempo después de los hechos. Los datos de Marion Maréchal Le Pen se basan en un total de 97 casos de violencia sexual, una gota en el mar de la violencia que sufren las mujeres en Francia y una ínfima parte de los casos cometidos en París (aquí el debunking de Arte sobre el asunto en cuestión).

En Italia, según los datos más recientes del Istat, que datan de 2022, se denunció o arrestó a 5775 personas acusadas de violencia sexual. En esta última categoría se incluyen delitos que van desde el acoso hasta la violación. De estas personas detenidas o denunciadas, 3340 eran italianas y 2435 extranjeras. Por lo tanto, la mayoría son ciudadanos italianos: el 57,8 % frente al 42,2 % de extranjeros. Los extranjeros representan el 8,9 % de la población italiana.

Sin embargo, en comparación con los franceses, los datos italianos son incompletos, dado que solo hacen referencia a las denuncias presentadas ante las fuerzas del orden y no a todos los actos de violencia cometidos. Además, las denuncias se refieren a delitos muy diferentes (desde acoso hasta violación). Como ha explicado en varias ocasiones el Istat, en Italia son pocas las mujeres que denuncian (el 16 % de las que han sufrido violencia, según datos de 2014), por lo que se trata de datos muy subestimados. Asimismo, los datos recopilados no distinguen si los autores de los delitos son inmigrantes legales o ilegales.

Los informes publicados por las asociaciones que luchan contra la violencia de género proporcionan información más actualizada y detallada: según los últimos datos, referentes a 2023,  el 74 % de los autores de los actos violentos denunciados en los centros son de nacionalidad italiana, mientras que el 26 % restante son extranjeros. Como confirman los datos del Istat sobre los asesinatos de género (último informe basado en datos de 2023), en el 74,2 % de los casos la violencia es ejercida por un hombre que tiene una relación afectiva con la mujer (pareja o expareja). Si se añade el porcentaje de casos en los que el autor es un familiar, se llega al 84 % del total.

“El ministro de Educación, Giuseppe Valditara, ha hablado de ‘datos irrefutables’, pero, en realidad, el principal problema es que no existen bases de datos oficiales en las que sea posible encontrar datos desglosados sobre la violencia de género. Por ejemplo, no es posible saber cuántos delitos son cometidos por inmigrantes legales y cuántos por inmigrantes ilegales. Pero Valditara habla de ‘inmigrantes en situación irregular’ sin citar una fuente de datos en la que se basen sus afirmaciones”, comenta la periodista y escritora Donata Columbro, autora del ensayo Quando i dati discriminano. Bias e pregiudizi in grafici, statistiche e algoritmi (Il Margine, 2024).

“Los datos del Istat muestran claramente que la mayoría de los autores de delitos relacionados con la violencia sexual son italianos, pero hay que decir que probablemente la cifra esté subestimada. Sabemos que los casos de violación se denuncian con más frecuencia si el autor es un desconocido, mientras que la violencia cometida por familiares o parejas no se denuncia. De hecho, las mujeres que se encuentran en una relación de abuso son las primeras que deben conseguir ser conscientes de este tipo de violencia y, por lo general, esto ocurre al final de un largo camino que solo en contados casos conduce a la denuncia. Esto se desprende claramente de los estudios del Istat de 2006 y 2014: en la mayoría de los casos, la violencia ocurre en el ámbito doméstico y el autor no es un desconocido”, concluye Columbro.

Annalisa Camilli de Internazionale ha contribuido a este artículo
Este artículo se realizó con el apoyo del European Media and Information Fund (EMIF). No refleja necesariamente las posiciones del EMIF o de los socios del fondo, la Fundación Calouste Gulbenkian y el Instituto Universitario Europeo. La responsabilidad exclusiva de cualquier contenido respaldado por el Fondo Europeo de Información y Medios de Comunicación recae en el autor o los autores y puede no reflejar necesariamente las posiciones del FEI y los socios del Fondo, la Fundación Calouste Gulbenkian y el Instituto Universitario Europeo.

Ver más comentarios Hacerse miembro para traducir los comentarios y participar

Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.

El evento >

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya un periodismo que no conoce fronteras

Aprovecha nuestras ofertas de suscripción o haz una donación para fortalecer nuestra independencia

Sobre el mismo tema