"Alemania es una nación de estresados", titula Die Welt, tras la publicación el 30 de octubre de los resultados de un sondeo realizado por el instituto Forsa que muestran que "más de la mitad de los alemanes se sienten bajo presión: en su trabajo, en el seno de sus familias y a causa de los problemas financieros". Las mujeres entre 35 y 45 años sufren particularmente de ser demasiado exigentes consigo mismas y de fracasar en la conciliación entre vida familiar y profesional.
"El trabajo se ha convertido en el factor de estrés número 1", explica Die Welt, mientras que Handelsblatt celebra "el milagro del empleo". El diario económico recuerda que 42,2 millones de alemanes tienen trabajo en la actualidad, un nivel jamás alcanzado desde la reunificación alemana. Un estudio del instituto de estudios económicos Ifo, citado por Handelsblatt, recuerda que 1,5 millones de empleos han sido creados en los últimos cinco años, y esta tendencia tiende a consolidarse.
Con estas cifras, Frankfurter Allgemeine Zeitung no comprende la inquietud de los alemanes:
solamente lo hacen los alemanes: por vez primera, 42 millones de personas tienen trabajo en Alemania y, sin embargo, la opinión pública no para de quejarse de las condiciones laborales. Apenas hay gobierno sobre la tierra que se resistiera a cambiar estas condiciones por las de su propio país. Pero, mientras que la mitad del mundo intenta copiar el
“milagro del trabajo alemán”, sus creadores pierden la visión de conjunto de todo ello.