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Musk el “broligarca” arremete contra Europa

Tras unirse de manera tardía a Donald Trump, el jefe de SpaceX y Tesla se coló en la política europea, atacando de frente a los líderes de centroizquierda en Reino Unido y Alemania, y mostrando un marcado apoyo a los partidos de extrema derecha a través de su red social X. Una injerencia denunciada como inaceptable en los países involucrados.

Publicado en 23 enero 2025

Aunque muchos europeos temían la reelección de Donald Trump, las razones por las que su regreso a la Casa Blanca es fruto de preocupación no son exactamente las esperadas. En realidad las amenazas más significativas para nuestras democracias no vienen directamente del magnate, sino de los “broligarcas”, los multimillonarios de la tecnología comprometidos con Donald Trump como el jefe de Tesla y SpaceX, Elon Musk, o el de Meta, Mark Zuckerberg, debido a su vínculo de “bro” (abreviación coloquial de “brother”, “hermano” en inglés), ya sea por afinidad o, lo que es más probable, por interés propio.

“Un viento de extrema derecha sopla en el Atlántico”, escribió Nathalie Tocci en The Guardian. “Si bien el ascenso de la derecha populista en Europa precedió la reelección de Donald Trump, los partidos de extrema derecha, los dirigentes y los gobiernos europeos han sido impulsados por su regreso inminente al poder y por la estrella emergente política que es Elon Musk. Algunos esperan que la presidencia de Trump tenga un efecto unificador en Europa”, agregó la politóloga italiana, precisando que “para cuestiones como la política de defensa [...] ese sería el caso”, sin embargo, “en ámbitos como el comercio, la tecnología y el espacio, es mucho más probable que una Europa más nacionalista, confrontada a unos Estados Unidos predatorios que dividen para reinar mejor, se fragmente en lugar de permanecer unida. Y es exactamente lo que el eje Trump-Musk parece buscar”.

Cabe mencionar que el terreno es particularmente favorable: los partidos populistas o de extrema derecha se encuentran en el poder en Suecia, Finlandia, Croacia, Italia, Países Bajos, Austria, Eslovaquia y Hungría, y así podría darse pronto en Rumanía y en República Checa, y quizá incluso en Francia, añade Tocci.

La agenda política reaccionaria de Elon Musk es aún más transparente porque está utilizando toda su potencia mediática para promoverla: de esta manera, Musk inunda regularmente X, plataforma que compró en 2022, con publicaciones para pedir la renuncia del primer ministro laborista británico Keir Starmer, acusado falsamente de haber cubierto un amplio caso de pedofilia cuando era director de la Fiscalía Pública —equivalente al fiscal general— entre 2008 y 2013. Parece como si Musk “acabase de descubrir este devastador escándalo nacional”, señala Elizabeth Pearson en The Conversation.

“En una serie de publicaciones en X, Musk politizó estos crímenes para denunciar al primer ministro Keir Starmer como alguien ‘demoníaco’ y para llamar a nuevas elecciones generales en el Reino Unido”, escribe la experta en terrorismo, que precisa que Musk “tiene dinero y poder en las redes sociales, pero es un ‘tech bro’, un geek. La instrumentalización del horror de los escándalos británicos de explotación sexual infantil le permitió intentar presentarse como protector de las mujeres, un héroe de los olvidados. Amplificó una posición política de extrema derecha y las voces de actores de extrema derecha que, en su opinión, la encarnan”.

“El problema con Elon Musk y sus intervenciones cada vez más encendidas en lo que antes se llamaba Twitter es que, tal como ha sucedido con muchos otros magnates extremadamente ricos, nada de lo que dice se sostiene”, profundiza por su parte The Independent, que en un editorial reprocha al empresario “brillante y multifacético en sus talentos” el no haber tenido “ni la experiencia ni el tiempo necesarios para entender lo que sucedió en el escándalo de las redes de prostitución en Inglaterra, que estalló hace unos 15 años.

[...] Irónicamente, las últimas actividades de Musk parecen ser un caso de estudio elocuente sobre lo que sucede si alguien pasa demasiado tiempo en las redes sociales, cree sinceramente que se trata de una fuente confiable de información y de análisis y se convierte en presa de teorías de complot, de información errónea y de desinformación que son fácilmente refutables. Como ‘absolutista de la libertad de expresión’, no ayuda a la causa al propagar cuentos peligrosos. No parece haber nadie a su alrededor que lo obligue a tener cierta moderación. [...] A riesgo de provocar un incidente diplomático, Sir Keir hizo bien en defender su historial [...] contra estos ataques sin precedentes y sorprendentemente imprudentes. Como lo dijo el primer ministro, el multimillonario y la pandilla de X ‘se han pasado de la raya’”.

Así como ataca a los dirigentes izquierdistas y centristas, Musk apoya abiertamente a los de extrema derecha. Por ende, no es una simple coincidencia que, tras haber afirmado en repetidas ocasiones que “Alternative für Deutschland (AfD) es el único que puede salvar a Alemania”, Musk haya tenido una conversación benevolente de más de una hora con la dirigente del partido en cuestión, Alice Weidel, el 9 de enero.

Un evento seguido en directo por casi 200 000 personas y considerado por las autoridades alemanas como una parte integrante de la campaña electoral de AfD, o incluso como una donación ilegal al partido, estima el Tagesspiegel. Para el periódico berlinés, no cabe duda de que “los ataques del multimillonario de la tecnología” constituyen “una injerencia en la campaña electoral” que pone a los responsables políticos en “un dilema”, explica Daniel Friedrich Sturm en el mismo periódico. Por una parte, denunciar su influencia en la campaña electoral significaría aumentar la atención a favor de AfD, no obstante, por otra parte, es imposible no reaccionar a sus ataques contra la democracia alemana, estima Sturm.

“El nuevo poder mediático de AfD es aterrador. Desde hace ya varios años, el partido de extrema derecha ha utilizado hábilmente las redes sociales con fines de propaganda. A partir de ahora, el hombre más rico del mundo también apoya al partido”, escribe Caspar Schwietering para Tagesspiegel. La actitud de Musk evoca recuerdos sombríos, señala:

“El libertario de derecha utiliza su poder sobre el mercado y su influencia para apoyar a AfD en la campaña electoral. Esto nos recuerda a la República de Weimar. En ese entonces, los periódicos de Alfred Hugenberg, líder del partido nacionalconservador DNVP, que dominaban el mercado de la prensa, difundían propaganda nacionalista y antidemocrática”.

Poniendo de relieve la actuación “mediocre” de Alice Weidel, sobre todo cuando calificó a Adolf Hitler de “comunista” por sus nacionalizaciones, Schwietering señala que “una lección que nos deja el encuentro mencionado es que para los candidatos de los partidos democráticos podría ser interesante enfrentarse a Weidel en una confrontación directa”, algo a lo que se niegan la mayoría de los populistas. Otra lección aún más importante es que “las redes sociales no deben dejarse en manos de los enemigos de la democracia. Los partidos democráticos [...] tienen el deber de presentar en ellas propuestas atractivas”.

Cas Mudde acertó en sus predicciones para 2025: Trump es presidente, los europeos están solos y deberán aprender a volar con sus propias alas. Especialmente considerando que la mayoría de sus vecinos “celebran la llegada de Trump, afirmando que será beneficiosa para sus países, para la paz mundial y, en particular, para la paz en Ucrania y en Medio Oriente. La mayoría de las personas en India y Arabia Saudita sostienen esta opinión, y también es el caso de mayorías o pluralidades —según la pregunta— en China, Brasil, Sudáfrica y Rusia”, tal como lo revela un estudio llevado a cabo por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés) en colaboración con la Universidad de Oxford y del cual el historiador Timothy Garton Ash presenta una síntesis en The Guardian.

Si bien la estrategia de Elon Musk podría permitir a la extrema derecha europea ganar votos, también suscita rechazo, según señala Basta!: “Desde las elecciones estadounidenses, ha habido un abandono masivo de la plataforma X, todavía mayor al que se dio en 2022 tras la adquisición de Twitter. Tanto medios de comunicación como organizaciones y, sobre todo, millones de ciudadanos y ciudadanas abandonaron la plataforma”. Por nuestra parte, en Voxeurop hemos decidido unirnos al movimiento HelloQuitteX y dejar de actualizar nuestras cuentas —una por cada idioma— a partir del 20 de enero de 2025, el día de la toma de posesión de Donald Trump.

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