La prensa europea resiste, víctima de presiones políticas y financieras

Entre los recortes presupuestarios estadounidenses, el aumento de la represión y las crisis económicas, la prensa europea atraviesa un periodo especialmente delicado. En un momento en que los medios de comunicación buscan soluciones y cierran filas, el informe 2025 de Reporteros sin Fronteras confirma esta tendencia alarmante en cuanto a la libertad de prensa mundial.

Publicado en 2 junio 2025

Tradicionalmente, el Festival Internacional de Periodismo de Perugia es el lugar donde, cada año, la pequeña familia (algunos dirán el pequeño mundo) del periodismo se reúne para compartir hazañas, éxitos, consejos, fracasos y esperanzas. A pesar del buen tiempo y de un número récord de actos (algunos dirán que demasiados), la edición de este año parecía a veces una terapia de grupo: entre el repentino fin de la ayuda financiera estadounidense a una sorprendente cantidad de medios de comunicación en partes del mundo donde la prensa independiente está amenazada, las dificultades económicas a las que esta se enfrenta y la creciente represión a la que está sometida en casi todas partes, el ambiente era en muchas ocasiones bastante taciturno.

Mientras se tomaban el enésimo espresso u otro aperitivo, los participantes compartían la misma observación: el periodismo y los medios de comunicación están atravesando (¡otra vez!) una mala racha que podría ser fatal para muchos de ellos. Es una sensación que confirmaba unos días después el informe de 2025 de Reporteros sin Fronteras y su índice de libertad de prensa en el mundo.

“Si bien las agresiones físicas a periodistas son el aspecto más visible de los ataques a la libertad de prensa, las presiones económicas, más insidiosas, son también un obstáculo importante”, observa la ONG con sede en París. En su informe se puede leer que, lo que respecta a Europa, “los medios independientes [...] se enfrentan a una crisis económica sin precedentes, agravada por la súbita suspensión de la ayuda estadounidense y por el refuerzo de la propaganda rusa”. “Los recortes presupuestarios de la Administración Trump —especialmente, el cese de la financiación de Radio Free Europe/Radio Liberty (RFE/RL) y de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)— han debilitado a un sector ya de por sí vulnerable, especialmente en los países que soportan regímenes autoritarios, la corrupción o la guerra”.

Esta “asfixia económica” ha afectado con especial dureza a los medios de comunicación independientes de los países del antiguo bloque soviético (Ucrania, Georgia, Armenia, Bielorrusia, Rusia y Azerbaiyán), tanto in situ como en el exilio. Algunos medios dependen de esta ayuda, pues supone más de dos tercios de sus recursos financieros, y se han encontrado sin financiación prácticamente de la noche a la mañana.

Aunque la Unión Europea y los Balcanes encabezan la lista de regiones del mundo donde es relativamente bueno ser profesional de los medios de comunicación o periodista, no son inmunes a la tendencia mundial a la disminución de la libertad de prensa como consecuencia de presiones económicas y políticas. Se trata de un análisis que confirma el informe de 2025 de la ONG Civil Liberties Union for Europe, que denuncia la concentración de medios en Croacia, Francia, Hungría, Malta, Países Bajos, Eslovenia, España y Suecia, la falta de transparencia en la propiedad en Croacia, República Checa, Hungría, Italia, Malta y Países Bajos, y la disminución de la confianza en los medios en Bulgaria, Croacia, República Checa, Grecia, Hungría, Malta, Eslovaquia y España. Otro problema al que se enfrentan los periodistas es el uso de juicios mordaza para intimidarles, que “siguen siendo un problema en Bélgica, Alemania, Bulgaria, Croacia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Lituania, Países Bajos, Eslovaquia y Eslovenia”.

Una de las formas en que los Gobiernos ejercen presión sobre la libertad de prensa es a través del modelo de negocio mayoritario en los sectores mediáticos de ciertos países. Peter Erdelyi, del Centro de medios de comunicación sostenibles, pone como ejemplo a Hungría y describe un sistema que, en su opinión, puede aplicarse a muchos otros países poscomunistas. Para muchos medios de comunicación, la venta de espacios publicitarios en sus columnas es su única fuente de ingresos.

Sin embargo, el Estado sigue siendo uno de los principales anunciantes: los medios de comunicación con líneas editoriales afines a las gubernamentales obtienen numerosos contratos, en detrimento de las organizaciones más críticas con el Gobierno, que luchan por mantener a flote sus finanzas. A este respecto, se presentó una denuncia ante la Comisión Europea, alegando ayudas gubernamentales ilegales a determinadas publicaciones y distorsión del mercado y la competencia. Un argumento que no debería dejar indiferente a la Unión Europea, para quien la libre competencia tiene una importancia extrema. Es mucho lo que está en juego para la libertad de prensa: “si las autoridades (y por tanto los tribunales) consideran que [la práctica] es legal, proporcionará un modelo de interferencia para regímenes similares”, escribe Peter Erdelyi. En cambio, si se condena al Estado húngaro, podría significar la ruina del imperio mediático de Fidesz, como informa HVG


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Un segundo tipo de presión financiera se ejerce indirectamente sobre la prensa independiente mediante las llamadas leyes de “agentes extranjeros”. En The Guardian, Antonio Zappulla alerta de este tipo de ley que se generaliza en todo el mundo: Georgia, Bielorrusia, Kirguistán, Rusia, Venezuela, Turquía y Paraguay son solo algunos ejemplos. Estos textos exigen que los medios de comunicación y las ONG que reciban el 20 % o más de su financiación de fuentes extranjeras se declaren como tales. En Georgia, esto adopta la forma de una declaración muy explícita, un verdadero revulsivo para los posibles lectores: en todas las publicaciones debe figurar al principio la declaración “actúa en interés de un agente extranjero”. 

Zappulla escribe lo siguiente: “En un momento en que se multiplican las campañas de desinformación y los casos de injerencia electoral, muchas democracias se plantean este tipo de legislación, como Italia y Reino Unido, por citar solo dos”. Por lo tanto, el peligro no estriba en las propias leyes ni en lo que pretenden combatir, sino en la ambigüedad de su redacción: las definiciones intencionadamente vagas permiten obstaculizar las actividades de cualquier periodista, activista o medio de comunicación independiente. Debido al estigma social que representan estas menciones, también empujan al exilio a quienes se dedican a la información libre, de donde siguen sin poder escapar. También disuade a muchos lectores que permanecen en su país de origen.

Además de la censura inmediata que implica, Zappulla señala lo siguiente: “el impacto en las futuras generaciones de aspirantes a periodistas en estos países es también devastador, al limitar sus aspiraciones y su capacidad para desarrollar competencias profesionales en un sector desacreditado, dejando un vacío en el que no existe desafío a la propaganda estatal”.

Los repetidos ataques personales que sufren algunos periodistas contribuyen también a este fenómeno, así como la autocensura practicada por algunos por miedo a las represalias. Un informe de Marta Frigerio y Gianluca Liva para el Observatorio del Discurso Difamatorio contra los Medios de Comunicación, centrado en Italia, revela la existencia de una red informal de cuentas de redes sociales afiliadas a la extrema derecha que llevan a cabo amplias campañas de acoso en línea contra periodistas que alertan sobre la causa climática

El informe también muestra que los periodistas autónomos son especialmente vulnerables a este tipo de ataques y silenciamientos. Frigerio y Liva concluyen lo siguiente: “Este informe tiene dos objetivos principales. En primer lugar, empezar a crear una red de apoyo a los periodistas independientes, que a menudo se enfrentan solos a estas amenazas, para que sepan que existen organizaciones dispuestas a ayudarles. En segundo lugar, fomentar el debate público y concienciar sobre la creciente oleada de odio en Internet, porque el silencio no hace más que propagarlo y amplificarlo”.

Frente a estas amenazas crecientes, la sensibilización sigue siendo el arma elegida. Así lo comparte precisamente Natalia Antelava al volver de Perugia: “es evidente que la objetividad siempre ha sido un lujo, reservado a unos pocos privilegiados. Para muchos de los que siempre han trabajado bajo amenaza, la neutralidad nunca ha sido una opción. Ahora que el suelo se desmorona bajo nuestros pies, su experiencia y sus estrategias de supervivencia se han convertido en lecciones vitales para toda la profesión”.

También plantea la importancia de conservar los espacios protegidos: en el tumulto de un entorno global cada vez más amenazador, resulta fundamental la supervivencia de las islas de libertad de expresión, por muy aisladas que se vean obligadas a permanecer de momento. Estos espacios pueden garantizar la supervivencia de la prensa libre: una vez que pase la tormenta, podrán regenerarse y recuperar la fuerza perdida.

En colaboración con Display Europe, cofinanciado por la Unión Europea. No obstante, los puntos de vista y opiniones expresados son exclusivamente los del autor o autores y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea ni los de la Dirección General de Redes, Contenidos y Tecnología de las Comunicaciones. Ni la Unión Europea ni la autoridad otorgante pueden ser consideradas responsables de las mismas.
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