Con el viaje pagado y dietas para el alojamiento a cargo del presupuesto de la Unión Europea. Así es como una veintena de periodistas van a cubrir a partir de principios de febrero las sesiones plenarias del Parlamento Europeo celebradas cada mes y durante cuatro días en Estrasburgo.
La noticia apareció hace unos días en la web de El Mundo pero no ha tenido mucha repercusión en la prensa española ni en las redes sociales. Solo Bernardo de Miguel, corresponsal en Bruselas de Cinco Días, ha comentado la noticia en su blog para criticar los gastos en comunicación del Parlamento Europeo y achacar su poca presencia en los medios a su falta de representatividad y competencias. Por su parte Jaime Duch, jefe de prensa de la institución, ha declarado a Libertad Digitalque se trata de una iniciativa de la Asociación de la Prensa Internacional, que será la que elija los periodistas beneficiados, y ha afirmado que el Parlamento Europeo no necesita ninguna campaña especial para ser noticia.
Sea cual sea el origen de esta iniciativa, no hace otra cosa que evindenciar los problemas de la única institución de la Unión Europea elegida por sufragio directo para llegar a los ciudadanos a los que representa. Una falta de conexión que la crisis ha agudizado: en el último barómetro, y por primera vez en su historia, el porcentaje de encuestados satisfechos y descontentos con el funcionamiento de la democracia en la UE era el mismo (44%). En España, al igual que en los otros países mediterráneos que han sufrido la crisis de la deuda, la desconfianza en las instituciones europeas ha aumentado de forma alarmante. A pesar de ello, sorprende que los ciudadanos españoles sean los que menos confían en la labor de la Comisión y el Parlamento Europeo, solo superados por británicos y griegos.
Los últimos casos de corrupción, en los que también se han visto salpicados algunos eurodiputados, podrían servir para explicar esta actitud con respecto al Parlamento Europeo. Tampoco ayuda la imagen del hemiciclo semivacío durante las sesiones que se llevan como recuerdo los grupos de visitantes a la sede de Estrasburgo o los que siguen la retransmisión de los debates por Internet. En definitiva, parece evidente que la Eurocámara tiene que poner en marcha otro tipo de iniciativas si quiere atraer la atención de los ciudadanos de la UE antes de las elecciones europeas de 2014.
Pero al menos en el caso de España, la prensa nacional también tendría que asumir su parte de responsabilidad. En enero, la primera sesión del año del Parlamento Europeo pasó casi desapercibida en la mayoría de periódicos de tirada nacional y el debate sobre una medida como la garantía juvenil, destinada a luchar contra el paro de los menores de 25 años, no tuvo ninguna repercusión. El Mundo, el único gran periódico con una sección titulada “Europa” en su versión digital, tampoco aprovecha la web para dar una mayor cobertura de las actividades de la Eurocámara y la escasa actualización del apartado Europa, a tiro de Blog, deja claro la falta de interés por el funcionamiento de las instituciones europeas.
Sitios web como Presseurop demuestran que la información sobre la actualidad europea puede presentarse de una forma interesante y fomentar el debate acerca de la UE entre los ciudadanos. Los medios españoles deberían tomar nota.
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Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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