“Escribamos sobre algo de lo que no sabemos nada y mostrémonos autosuficientes, dominantes y paternalistas, al fin y al cabo, simplemente son metecos”. Así, en estos términos, y en otros más violentos, el presidente estonio, Toomas Hendrik Ilves, contestó en su cuenta deTwitter al últimoblogpublicado por Paul Krugman en el sitio web del New York Times. El analista y premio Nobel de Economía, con unas estadísticas sobre el PIB que le avalan, ponía en tela de juicio la idea del “éxito económico” de Estonia, “perrito faldero de los defensores de la austeridad”.
“No es la primera vez que el premio Nobel critica por su política de austeridad a Estonia, Letonia o Bulgaria”, señala Postimees, mientras Eesti Päevaleht destaca que “Krugman se opone ideológicamente a la austeridad”.
Eesti Päevaleht considera que “si bien el jefe de Estado debe defender los intereses de Estonia, hacerlo de esta manera casi resulta más dañino para la reputación de Estonia”. De hecho, el propio Ilves había “pedido recientemente que se recurriese menos a la emotividad en los debates políticos”. Postimees, por su parte, asegura que “Ilves hubiese podido cuidar su lenguaje, pero, por otro lado, esta reacción supone un soplo de aire fresco frente a las medidas comunicaciones de los asesores de prensa”.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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