Análisis Tensiones en el Mediterráneo oriental
El buque de exploración de hidrocarburos turco Oruç Reis y su escolta militar en el Mediterráneo oriental.

Chipre entre la espada y la pared

Los importantes descubrimientos de gas natural realizados estos últimos años le han abierto el apetito a Ankara, que reclama insistentemente su parte del pastel, aun cuando esto pueda cuestionar la delimitación de las zonas económicas respectivas, conducir a una intervención de la UE y atentar contra la estabilidad de la región.

Publicado en 28 agosto 2020 a las 07:30
Ministerio de Defensa de Turquía  | El buque de exploración de hidrocarburos turco Oruç Reis y su escolta militar en el Mediterráneo oriental.

El brillante y cristalino Mediterráneo se ha visto agitado por la política en estos últimos días de agosto, y la fuente de esta tempestad naciente yace en las veleidades expansionistas del presidente turco Recep Tayip Erdoğan. Todo comenzó a mediados de agosto, cuando el buque Oruç Reis partió de las costas de Turquía con su escolta naval en busca de hidrocarburos. Pretendía encontrar petróleo y gas natural en las aguas que rodeaban la isla griega de Kastelórizo, un territorio marítimo reivindicado tanto por Atenas como por Ankara como parte de su zona económica exclusiva respectiva (ZEE, zona sobre la que un país ejerce sus derechos soberanos en términos de exploración y de utilización de los recursos).

A continuación, ambos países se libraron a un tira y afloja naval que condujo a una colisión entre un buque de guerra griego y uno turco, lo que envolvió a la región en un estado de tensión nunca visto en los últimos veinte años. Tanto es así que el presidente francés Emmanuel Macron se precipitó en enviar refuerzos militares a la región.

Tomando en cuenta que Egipto y Francia se encuentran en un conflicto abierto con Turquía en Libia, no hay ni la más remota duda de que el Mediterráneo oriental se encuentra sumido en un remolino conformado, por un lado, por los intereses europeos y por el otro, por los de los países de la costa del sureste mediterráneo (en particular Egipto, Israel y el Líbano).

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Durante décadas, los contenciosos relativos a las fronteras marítimas de la región constituían un asunto local limitado a las reivindicaciones de soberanía entre Chipre, Grecia y Turquía. No obstante, los importantes descubrimientos de yacimientos de gas en el Mediterráneo oriental de los últimos años le han abierto el apetito a Turquía, que insiste en reclamar su parte del pastel.

Con el fin de garantizar las exportaciones futuras, se han formado nuevas alianzas en la región propiciadas por estos importantes yacimientos de gas. Algunos ejemplos son la de Chipre, Israel y Grecia o la de Grecia, Chipre y Egipto, incluyendo una potencia europea como Francia, que, bajo el liderazgo de Macron, refuerza cada año su cooperación con la República de Chipre en términos de defensa. Macron estima que la UE todavía carece de influencia suficiente sobre la región, por lo que está sacando provecho del Brexit y de la retirada del Reino Unido de los asuntos europeos para propagar la influencia francesa y europea en el Mediterráneo oriental.

El descubrimiento del yacimiento Zohr y los acuerdos para su explotación reactivaron la industria chipriota del gas, así como su capacidad de participar en proyectos regionales como un gasoducto hacia Europa continental. Por su parte, Turquía se ha tomado la eventual exportación de gas a través de Chipre y Grecia como una amenaza para sus propias ambiciones como país de tránsito hacia la UE para el gas procedente del mar Caspio y Asia Central.

Asimismo, Turquía considera que los acuerdos de delimitación de las fronteras marítimas entre los países vecinos son fruto de un “hecho consumado” y la privan injusta e ilegalmente de una parte de su ZEE legítima. Ankara, que no forma parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del  Mar de 1982 (CONVEMAR) debido a su contencioso con Grecia sobre la extensión de su ZEE, firmó un acuerdo de delimitación marítima con Libia en diciembre de 2019. Este le permite invadir la ZEE de Grecia y Chipre y llevar a cabo exploraciones de gas en sus aguas sin reparo alguno. Los gobiernos de Egipto, Francia, Grecia y Chipre consideran este acuerdo “nulo y sin efecto”.

Una batalla por los recursos offshore 
Potencial reivindicación de recursos si Grecia no se vale de Kastelórizo/Meis en el marco de su ZEE
Potencial reivindicación de recursos si Grecia se vale de Kastelórizo/Meis en el marco de su ZEE
La zona turco-libia de explotación compartida en virtud del acuerdo de 2019 entre Ankara y Trípoli. En azul oscuro: “Patria Azul” turca (Mavi Vatan). En amarillo: delimitaciones de las zonas económicas exclusivas (EEZ en inglés). Fuente: Mapporn | Reddit

En vista de este contexto, el 6 de agosto Atenas decidió darle a Ankara una cucharada de su propia medicina y firmó un acuerdo de delimitación marítima con el Cairo, lo que desató la ira de Turquía. Unos días después, esta mandó el Oruç Reis a la ZEE griega. La Unión Europea demostró su apoyo invariable e irrefutable a Grecia y a Chipre, pero carece de cohesión frente a las acciones de Turquía.

La posición del Oruç Reis entre el 10 y el 27 de agosto por la mañana. Fuente: MarineTraffic.

Sigue la posición del Oruç Reis durante las últimas 24 horas:

Policía malo

Por su parte, París apoya la imposición de sanciones contra Ankara. En cambio, Berlín las considera ineficaces y pretende adoptar un papel de árbitro en el contencioso greco-turco. “Alemania hace de poli bueno y Francia de poli malo”, opina Fiona Mullen, directora de Sapienta Economics en Nicosia y asesora del Peace Research Institute de Oslo sobre el asunto de Chipre.

Fiel a su postura, Berlín “tomó nota” de las maniobras francesas en la región e hizo un llamamiento para que “París, Atenas, y Ankara” eviten que la situación empeore en el Mediterráneo oriental. Sin embargo, en Nicosia, dado que el gobierno alemán no ha mencionado a Chipre en sus declaraciones, se preguntan si para Alemania las fronteras marítimas de la UE no se extienden más allá de Grecia. ¿Hace la diferencia entre el contencioso greco-turco y el problema chipriota o no? ¿Es acaso un simple descuido?

Asimismo, Alemania desea llevar a cabo una política de apaciguamiento y cooperación con Turquía mientras esta presida el Consejo de la UE hasta diciembre de 2020, en un momento en el que Turquía se encuentra bajo presión económica. Pero, según informa el diario chipriota Kathimerini, las esferas diplomáticas se preguntan hasta qué punto el diálogo greco-turco podría beneficiar a Chipre. Temen que en esta iniciativa de diálogo por parte de Alemania los problemas de Chipre pasen a un segundo plano tanto en el tema de las sanciones para Turquía como en lo referente a la cuestión chipriota en general.

De hecho, el temor de los diplomáticos chipriotas es que el asunto de la división de la isla no pase a ser más que “una nota de pie de página” del diálogo greco-turco, es decir, que este se desarrolle mientras los buques de perforación turcos permanecen en la ZEE chipriota.

Durante ese periodo, Turquía intensificó su exploración de gas en la región al enviar un tercer buque de perforación a la ZEE chipriota flanqueado por dos buques de apoyo. En ese mismo instante, Emmanuel Macron, estaba recibiendo a la canciller alemana, Angela Merkel, en el Fort de Brégançon, el 20 de agosto de 2020, en un intento de resolver sus diferencias respecto a la postura a adoptar ante las maniobras de Ankara en el Mediterráneo oriental. “Podemos apoyar a nuestros aliados europeos y enviar embarcaciones al lugar, pero también abogamos por que Grecia y Turquía retomen el diálogo”, declaró Angela Merkel tras la reunión. “No aceptaremos ningún atentado contra la soberanía de los Estados miembros de la Unión Europea”, recalcó.

Nicosia acogió favorablemente esta declaración y se dijo abierta al diálogo con Ankara sobre la delimitación de las zonas marítimas siempre y cuando Turquía se retire de su ZEE y reciba las sanciones correspondientes por parte de la UE.

Si Alemania mantiene una postura de esa clase respecto a la República de Chipre pese a que Turquía lleva violando la ZEE chipriota durante años, “es porque estima que el riesgo de un conflicto armado entre dos países de la OTAN (Grecia y Turquía en este caso) es mayor”, opina Fiona Mullen. “El otro motivo es que, en lo referente a cómo resolver la división de la isla, la Unión Europea busca que Chipre regrese a la mesa de negociaciones también integrada por Grecia, el Reino Unido, Turquía y la ONU. Hay mucha solidaridad, pero pocas acciones”, agrega.

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Para la República de Chipre, las perforaciones turcas en su ZEE son comparables a la invasión de 1974, que condujo a la ocupación del 38% del territorio de la isla por el ejército turco. En cuanto a Ankara, además de no reconocer a la República de Chipre, se vale de la minoría chipriota turca para aspirar a una parte de la ZEE de la isla y por ende, a los hidrocarburos que se encuentran en ella. No obstante, “Chipre no tiene otra opción más que regresar a la mesa de negociaciones. Hacemos lo que podemos. El otro problema es que los chipriotas griegos se niegan a dialogar sobre la cuestión de los hidrocarburos. Para ellos se trata de una competencia nacional que solo se tornará federal en el contexto de una solución diplomática”, recalca.

Es así como Chipre se encuentra entre la espada y la pared de la UE. Mientras la tensión entre Grecia y Turquía se encuentra en un punto álgido, Chipre se prepara con aprensión para las elecciones presidenciales del 11 de octubre en la “República Turca de Chipre del Norte” (RTCN, reconocida solo por Ankara).   Y el resultado de este voto determinará los próximos pasos a seguir para el proceso de paz en la isla.

EDJNet ES
En colaboración con European Data Journalism Network.

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