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Las negociaciones entre el Gobierno y la troika sobre la posibilidad de suavizar las condiciones de la ayuda financiera, se llevan a cabo en medio de un "pesado clima", apunta Kathimerini. Esto se debe a que poco antes de la llegada de los representantes de la Comisión Europea, el FMI y el BCE, rondaban rumores sobre la reestructuración de la deuda, e incluso sobre una eventual salida del país de la zona euro. En este contexto, indica el diario, la visita de José Manuel Barroso, primera desde el 2009, se "entiende como un gesto de apoyo" al primer ministro, Antonis Samaras, aunque el presidente de la Comisión "tenga que presionar a Grecia para que respete sus compromisos".
La troika quiere saber si el objetivo de reducción del déficit, de 3.500 millones en 2012 y de 11.500 para el 2013, se podrá lograr sin necesidad de tomar nuevas medidas de austeridad, explica el rotativo. Aunque se estima que el país se enfrentará una recesión de 6,2% este año, y de 0,9% en el 2013, el Gobierno asegura que no es necesario llevar a cabo nuevos ajustes. La situación no es fácil. Kathimerini se lamenta:
No hay nada más exasperante que los señores sabelotodo, satisfechos de sí mismos, que dicen que los esfuerzos de Grecia para combatir la crisis de la deuda no funcionarán, y aún así no proponen ninguna alternativa. […] El problema es que nosotros no tenemos un discurso nacional para oponernos a estos profetas de mal agüero. Es verdad que es difícil enfrentarse a una retórica así de excitante utilizando términos de contabilidad para intentar llenar los agujeros. Ese es el principal desafío del Gobierno: convencer a los escépticos, y a una torturada población, de soportar los golpes y guardar la esperanza de que existe un camino para salir de la crisis.
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