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Los diarios europeos coinciden al exponer que el presupuesto acordado por los Veintisiete el 8 de febrero marca una disminución en las ambiciones de Europa y un cambio en las relaciones de fuerza dentro de la UE.
Según Dziennik Gazeta Prawna, el resultado de la última cumbre de la UE es la prueba de “un importante cambio en el equilibrio de poder en Europa”, puesto que Francia, que antes era el país más influyente de la Unión, ahora se encuentra “a la defensiva”. El diario señala que se trata de una tendencia totalmente nueva:
La Unión se dirige hacia la zona de libre comercio soñada por los británicos y apoyada por los alemanes, en lugar de una ‘estructura federal impulsada por la solidaridad’, como deseaba París. […] Lo sorprendente es que se haya creado una alianza un tanto exótica entre Francia, Italia, España y Polonia, que defiende la transferencia financiera y que [ha provocado] un choque entre la Unión rica del norte y la pobre del sur y del este […] Sin embargo, no hay duda de que al imponer los recortes, Alemania ha demostrado su fuerza económica. El dictado de Berlín será aún más severo, mientras que las abundantes transferencias de Bruselas pueden convertirse en un bonito recuerdo si el club franco-español-italiano-polaco no logra mejorar su competitividad.
En Alemania, Die Welt considera que sigue habiendo “demasiado de la vieja Europa en este compromiso” y critica a los que piensan que existe “un derecho del hombre europeo que garantiza el flujo de dinero procedente de otros lugares”. Por otro lado, aconseja al Gobierno alemán que flexibilice su asociación histórica con Francia:
Con una determinación inusual, Alemania se ha posicionado como un peso pesado de los equilibrios de poder en Europa, que sabe integrar al mayor número de países y al mismo tiempo se mantiene abierto hacia todos los lados. Como es evidente, los intereses alemanes coinciden con más frecuencia con Londres que con París.
En cambio, el diario El País escribe que "Europa sigue empeñada en tratar una pulmonía como si fuera un simple resfriado [...] y alcanzó un acuerdo raquítico", que "consagra la austeridad- la inevitable tijera— para lo que queda de década":
Pasado ya el primer lustro de la crisis, los presupuestos europeos son una suerte de agujas de marear del proyecto europeo. La UE parece distraída; camina entre el antiguo y el nuevo régimen sin que el anterior orden haya desaparecido del todo y el actual se haya implantado decididamente. En medio de ese marasmo, Berlín (con el apoyo de Londres) acumula poder y se constata un repliegue hacia lo nacional o lo intergubernamental.
