800 000 millones en cuatro años para armar a Europa: este es el ambicioso plan que Ursula von der Leyen desveló el 4 de marzo. El anuncio de la presidenta de la Comisión Europea se produce tras el giro de 180 grados de Estados Unidos en el apoyo a Ucrania en su guerra con Rusia, la la reapertura de las negociaciones de EE. UU. con Vladímir Putin y la humillante reunión entre Trump y Zelenski. En definitiva, se produce tras la constatación de que ahora Europa debe ocuparse de su propia defensa.
Pero ¿de dónde saldría este dinero? Esencialmente de un mecanismo que permitirá a los Estados miembros superar temporalmente los límites presupuestarios impuestos por los criterios de Maastricht, destinados a limitar el déficit público y controlar la deuda. La cifra se trata, por tanto, de una estimación: 650 000 millones de euros deberían proceder del aumento de los gastos de defensa de los Estados miembros permitida por esta suspensión del marco económico europeo. Los 150 000 millones restantes podrían proceder de la UE, a través de un mecanismo que ofrezca préstamos con condiciones atractivas. Esta propuesta se hace eco de las medidas ya decididas por los Estados miembros para aumentar su gasto en defensa, cuya implementación tiene como objetivo incrementarlo.
Nada de aparecido por arte de magia, pues. Poco ambicioso, demasiado vago, excesivo o incluso inútil: las críticas al plan llegan de todas partes. Con todo, no impiden que Ursula von der Leyen quiera convertir el plan en una propuesta legislativa lo antes posible.
Sin embargo, a nivel nacional existe cierta incertidumbre sobre la capacidad de los países para financiar estos grandes proyectos. Y algunos están preocupados: ¿se financiará la defensa a costa de todo lo demás?
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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