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Martin Schulz : “El Parlamento Europeo es donde reside la democracia en Europa”

Publicado en 31 julio 2012 a las 15:42

Martin Schulz no tiene pelos en la lengua. En la entrevista que concedió a Presseurop con motivo de un viaje oficial a París, el presidente del Parlamento Europeo recordó que su institución aún tiene que luchar para existir en el paisaje comunitario: contra los mercados, que quieren imponer su ritmo a la democracia; contra la falta de visibilidad del trabajo de los eurodiputados; pero también contra los dirigentes europeos que aún tienen una idea bastante mediocre del funcionamiento democrático de la UE.

Preside el Parlamento Europeo desde hace seis meses y lo hará hasta 2014. ¿Cuál es la línea directriz de su mandato? El Parlamento Europeo es donde reside la democracia en Europa. Es necesario defender la democracia europea, no debemos someternos y dejar que las necesidades de los mercados rijan la democracia. Necesitamos que la democracia sea la que controle los mercados.

No es algo que pase únicamente por el ámbito nacional. Necesitamos un parlamentarismo transnacional que otorgue una legitimidad a las instituciones ejecutivas transnacionales. Ese es el deber del Parlamento Europeo. Es algo que nunca han acogido de buen grado los ejecutivos. Pero en la historia, un Parlamento jamás ha recibido sus derechos como si se tratara del regalo de los poderosos. Siempre se ha luchado por los derechos parlamentarios. Es mi principal deber.

¿Dispone el Parlamento de todos los medios para cumplir esta misión? El Parlamento cuenta con los medios para ello. Es lo bastante fuerte como para utilizar sus dispositivos legislativos. Un ejemplo: el Consejo de ministros de Interior decidió unilateralmente excluir al Parlamento en parte de la gestión del espacio Schengen. El Parlamento suspendió cinco expedientes importantes y ya no negocia mientras que el Consejo no haya dejado a un lado esa idea errónea. Ya he recibido dos señales de que el Consejo volverá a la mesa de negociaciones.

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Los presidentes del Consejo Europeo, de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo trabajaron recientemente juntos para presentar el informe “Hacia una auténtica unión económica y monetaria”. El presidente del Parlamento Europeo no participó en él. ¿Le hubiera gustado que se lo propusieran o eso forma parte del funcionamiento habitual de las cosas?

Eso demuestra cómo piensan algunos representantes de la Unión Europea. No vivimos en la época del Congreso de Viena, en el que las potencias europeas se reunían a puertas cerradas para comunicar posteriormente a los sorprendidos interesados sobre qué cosas habían decidido actuar. Somos una democracia multinacional. Que se excluya al Parlamento Europeo y en este caso, al presidente del Parlamento Europeo, demuestra el nivel de pensamiento democrático de estas personas.

Me sorprendió que sólo José Manuel Barroso [el presidente de la Comisión Europea] planteara sus objeciones. No espero que lo haga Herman Van Rompuy [el presidente del Consejo Europeo], porque representa a esas personas que no quieren ver al Parlamento. No todo el mundo, pero la mayoría. De Draghi [el presidente del BCE], no espero nada y hasta el día de hoy, Jean-Claude Juncker [el presidente del Eurogrupo] no se ha expresado al respecto.

Pero de momento hemos conseguido un logro: el Parlamento ahora está integrado en el proceso y se le consultará como a los Gobiernos nacionales sobre el proyecto presentado por Van Rompuy y luego ya veremos qué ocurre.

Una Europa federal implica un Parlamento más poderoso. Esa parece ser la visión actual.

El Parlamento Europeo es muy poderoso. Creo que somos uno de los legisladores más importantes de Europa. El acuerdo Acta, por ejemplo, fue rechazado por el Parlamento Europeo. Swift, esa transferencia de datos bancarios hacia Estados Unidos, fue rechazada por el Parlamento Europeo [y luego aprobada tras una serie de renegociaciones]. Acuérdese de la directiva sobre los servicios, la llamada directiva Bolkenstein: también fue rechazada por el Parlamento Europeo. Incluso la reducción de los gastos de comunicación en la telefonía móvil, el roaming, es una decisión del Parlamento Europeo.

Tenemos un problema. Somos un legislador poderoso, pero con una percepción débil. La función del presidente del Parlamento Europeo es luchar contra eso.

¿Cómo explica esta situación?

Los Gobiernos nacionales, que son otro brazo del sistema legislativo en Europa, tienen la ventaja de disponer de un público nacional. De este modo pueden transformar cada uno de nuestros éxitos en un éxito nacional. Y a menudo, el Parlamento desaparece tras esta noción. Por otro lado, no tenemos un Gobierno en Europa.

En este momento, la Comisión es el Gobierno europeo, con una mayoría gubernamental tras el presidente de la Comisión y con una oposición que lucha contra ello. Tenemos el sistema que los electores conocen en el ámbito municipal, regional y nacional, pero no a nivel europeo. Espero que con las próximas elecciones europeas, tras las que el presidente de la Comisión será elegido por el Parlamento Europeo, se cree una estructura así: una mayoría del presidente de la Comisión que lo elige, lo aprueba y lo apoya contra una minoría que se opone. Espero que esto facilite la visibilidad del Parlamento ante el público.

Un Parlamento obtiene su legitimidad del voto. El Parlamento Europeo podría incrementar la suya mediante una elección realmente europea. Como presidente del Parlamento, ¿puede actuar para que las elecciones europeas se lleven a cabo con listas transnacionales? Creo que estamos yendo en esa dirección. Se aplica el Tratado de Lisboa y éste estipula que el Consejo Europeo propone un candidato o una candidata al Parlamento para la presidencia de la Comisión, respetando el resultado de las elecciones europeas.

Las grandes familias políticas en Europa están desarrollando un procedimiento para nombrar un candidato a escala europea para ese puesto de presidente. Esto creará una campaña electoral que, por primera vez, no es un llamamiento para elegir el Parlamento Europeo. Porque es extraño. La identificación del elector con su tendencia política se reproduce por la lucha de los candidatos, no por un llamamiento a elegir una institución.

Los electores no han sabido qué ocurría con sus votos: ¿Qué hacen los diputados que he elegido? ¿Qué hacen con mi voto? Esto ha reducido las elecciones europeas a una especie de prueba nacional. Creo que la próxima vez, viviremos una situación distinta. Hará que aumente la participación. Y con esto se incrementará la legitimidad del Parlamento.

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