Dos meses y medio después de un primer plan de ahorro de 12 billones de euros, el primer ministro francés François Fillon ha presentando el 7 de noviembre nuevas medidas susceptibles de aportar 7 billones de euros a partir de 2012. Medidas tomadas con una cierta urgencia para "tranquilizar a los mercados y a las agencias de calificación respecto a la voluntad del Gobierno de aliviar el coste del modelo social francés", y así conservar la triple A de Francia, escribe Le Monde.
Para alcanzar los 65 billones de ahorro de aquí a 2016, el Gobierno ha decidido aumentar los impuestos sobre las grandes sociedades y el IVA para algunos sectores como la restauración, adelantar a 2017 (en lugar de 2018, como estaba previsto) la edad legal de inicio de la jubilación a los 62 años y ajustar parcialmente ciertos gastos como las prestaciones familiares y la ayuda al alquiler.
Ante estas medidas, indica Les Echos, "hay que hacer comprender a los franceses que la batalla de la deuda no puede ser indolora. Al mismo tiempo, de los 7 billones liberados a partir de 2012 por esta nueva serie de decisiones indiscutiblemente valientes, solo un poco menos de dos billones provienen realmente de una disminución de los gastos, que proceden del Estado o de la Seguridad Social. Para el segundo país de la OCDE en gasto público, detrás de Dinamarca, es bastante poco", critica el diario económico.