Más del 70% de los 2 millones de polacos que han emigrado tiene 39 años o menos, publica Rzeczpospolita citando datos que ha hecho públicos la Oficina Nacional de Estadística (GUS).
“Estas cifras son desastrosas. Se está produciendo una sangría de gente”, lamenta la profesora Krystyna Iglicka, una demógrafa y responsable de la Universidad de Lazarski, pues señala que este “éxodo sin precedentes” de los jóvenes polacos acontece en un momento en que el número de recién nacidos es también preocupantemente bajo.
Otros expertos señalan que la ausencia de jóvenes y de gente creativa que “no conocieron el socialismo y eran nuestra esperanza” en realidad repercutirá con un “crecimiento económico más bajo, menos consumo, un desarrollo potencial reducido, así como en un mayor gasto público social”.