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Dinamarca, una presidencia con grandes desafíos

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En plena crisis de la deuda, un pequeño país que no es miembro de la zona euro asume la presidencia semestral rotatoria de la Unión Europea. Copenhague puede aprovechar esa posición marginal para erigirse en mediadora de una comunidad que se divide, considera el diario Politiken.

Publicado en 2 enero 2012

Con el año nuevo, Dinamarca toma el relevo de la presidencia de la Unión Europea. El pequeño país con nuevo Gobierno contribuirá a hacer que la comunidad supere una de las peores crisis que ha conocido. Y especialmente hay que alegrarse por el hecho increíble de que tras siglos y siglos de guerras y conflictos, Europa haya conseguido encontrar una manera de cooperar que hace posible que Dinamarca la presida una vez más.

Esto demuestra hasta qué punto Europa se ha convertido en pacífica, colaboradora y generosa, poco más de medio siglo después de la última guerra civil destructora de nuestro rincón del mundo. Nosotros vivimos en una nueva Europa, y en esa Europa Dinamarca tendrá la singular oportunidad de influir y de defenderla a lo largo de los próximos seis meses.

A pesar de la gran crisis, la presidencia debe demostrar que los 27 países pueden y deben siempre llegar a acuerdos acerca de un gran número de asuntos políticos. Pero nosotros debemos también trabajar con ahínco para que el núcleo de la cooperación europea no se vea reducido a soluciones prácticas a corto plazo. Los últimos meses han demostrado que los 17 países de la zona euro han empezado a resolver la crisis fundamental de la deuda soberana y de la moneda única en un marco que deja de lado de manera inquietante el corazón de la cooperación europea.

Asegurar que la UE no se hunde más

Existe un grave riesgo de división, un riesgo que se ve agravado por el rechazo de Gran Bretaña de la unión de estabilidad presupuestaria. La UE se encuentra ahora dividida en tres: los 17 países de la zona euro, nueve más (entre ellos Dinamarca) que tienen previsto adherirse al pacto, y Gran Bretaña que plantea un conflicto con el resto de los países.

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Asegurar que la UE ya no se hunde más sino que, por el contrario, mantiene las negociaciones acerca de los grandes problemas centrales en un marco común debe ser un criterio para juzgar el éxito de la presidencia.

Dinamarca tiene experiencia en el ámbito de la presidencia de Europa [es la séptima vez que Copenhague desempeña este papel]. Nuestra triste no adhesión al euro puede ofrecernos oportunidades especiales como [Estado] mediador.

Lo que la comunidad europea se juega es más grande que la propia economía o la moneda única: se trata de la paz, de la libertad y de los valores europeos. En los próximos meses, a Dinamarca se le ofrece una posibilidad particular para hablar de ello. Aprovechemos esta oportunidad.

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