La prensa polaca se muestra unánime a la hora de honrar la despedida de Tadeusz Mazowiecki, el primer jefe de Gobierno del país tras la caída del comunismo en 1989, que falleció el 28 de octubre.
Adam Michnik, el redactor jefe de Gazeta Wyborcza y ex líder del movimiento de oposición anticomunista entre 1968 y 1989, homenajea a su antiguo colega en una llamativa portada en blanco y negro y escribe sobre Mazowiecki que “conoció la hiel y la miel de la política polaca” como nadie y que “durante mucho tiempo fue un símbolo de la oposición democrática y del sindicato Solidaridad”.
Michnik subraya que Mazowiecki:
era un hombre de diálogo, que podía llegar acuerdos con gente de posturas opuestas [...] Fue un ejemplo de un patriota sin egocentrismo nacionalista ni nacionalismo étnico. Fue un demócrata que respetó el pluralismo y la habilidad de hacer concesiones.
Con frecuencia Mazowiecki recibía críticas por la llamada política de “línea gruesa”, con la que pretendía tachar el pasado de su país y centrarse en el futuro, pero que a menudo se malinterpretó como una reticencia a que los miembros del régimen comunista rindieran cuentas.
Sin embargo, ahora incluso antiguos opositores como Bogusław Chrabota, editor jefe del conservador Rzeczpospolita aplauden el coraje de Mazowiecki:
En 1989, emprendió una misión que sabía que era casi imposible. ¿Cometió errores? En su momento pensé que muchos: al recurrir al veto de manera inconsistente [...], al iniciar un lánguido proceso de salida del comunismo o al carecer de reprivatización. Hoy en día, tengo mis dudas sobre si realmente existía otra alternativa o una más rápida.
El 3 de noviembre se enterrará a Tadeusz Mazowiecki con todos los honores y el presidente Bronislaw Komorowski también está valorando declarar un periodo de luto nacional.