Noticias Inversiones angoleñas en Portugal (2/2)
Los ministros de Asuntos Exteriores angoleño, Georges Chikoty, y portugués, Paulo Portas, en una visita oficial a Luanda, en febrero de 2013.

El buen hacer del “lobby angoleño”

Segunda parte de la investigación de Médiapart sobre los entresijos de las inversiones angoleñas en la antigua metrópolis. Con ella se descubre que los estrechos vínculos entre los políticos portugueses de todas las tendencias y la antigua colonia tienen mucho que ver en la ”auto-censura” de los medios de comunicación y de la justicia portuguesas, así como de la UE sobre los orígenes a veces sospechosos de estos capitales.

Publicado en 20 noviembre 2013 a las 12:38
Los ministros de Asuntos Exteriores angoleño, Georges Chikoty, y portugués, Paulo Portas, en una visita oficial a Luanda, en febrero de 2013.

Además de Isabel Dos Santos, otros “empresarios” angoleños se van de compras a Portugal, siguiendo el ejemplo del general “Kopelipa”, un ministro influyente en Luanda, que ha invertido en los vinos y los bancos de la antigua metrópolis. En todos los casos, el principio es el mismo: estos hombres y estas mujeres, aprovechándose de las relaciones privilegiadas con el presidente, han hecho fortuna en condiciones dudosas en Angola y se hacen con importantes activos portugueses, una situación acelerada por la crisis de Lisboa.

“Portugal tiene una función estratégica para el poder angoleño: permite a la élite económica y política disponer de una puerta de salida en caso de cambio de régimen, ya que parte de sus riquezas se encuentran en Portugal. Pero también es un país que les sirve de 'lavandería' para los capitales angoleños sospechosos”, resume Jorge Costa, del Bloque de Izquierda (oposición) y que a comienzos del año que viene publicará un libro sobre “los propietarios angoleños de Portugal”.

Un informe, publicado en 2011 por la ONG Global Witness, analiza las cuentas especialmente opacas de la industria petrolera de Angola. Determina sobre todo que existe una diferencia de no menos de 87 millones de barriles de oro negro con respecto a la producción total del año 2008, según los registros del ministerio del Petróleo y los del ministerio de Finanzas… Un ejemplo entre muchos otros de las irregularidades institucionales, que pueden favorecer el desvío de dinero público.

Un debate tabú

A pesar de la magnitud de estas maniobras, el debate apenas tiene repercusión en la escena política portuguesa. El caso de las “excusas diplomáticas” de Rui Machete tan sólo ha hecho que el asunto se trate superficialmente y el interesado al final se ha librado de la dimisión. “Todos los dirigentes políticos portugueses, tanto en el poder como en la oposición, han mantenido vínculos con las fuerzas angoleñas, a un lado u otro del conflicto”, precisa Pedro Rosa Mendes.

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El Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), en su origen de obediencia marxista-leninista, se adhirió a la Internacional Socialista en 2003. Por lo tanto, mantiene unos estrechos vínculos con los comunistas y los socialistas, pero también con los social-demócratas (de derecha) portugueses, actualmente en el poder. “El MPLA siempre ha sabido adaptarse al contexto a lo largo de las generaciones y cambiar sus alianzas según las evoluciones geopolíticas”, prosigue Pedro Rosa Mendes.

Según el recuento realizado por Jorge Costa, [[desde el regreso de la democracia en Portugal en 1974, 26 ministros y secretarios de Estado portugueses han ocupado o siguen ocupando puestos en empresas angoleñas]], tras su paso por un ministerio público. El actual primer ministro, Pedro Passos Coelho, pasó parte de su infancia en Angola. La prensa portuguesa especula también sobre la existencia de un “lobby angoleño” dentro del Gobierno, constituido por varios ministros que han vivido en Luanda en su infancia.

Otra explicación de la débil intensidad de este debate casi tabú estriba en que algunos empresarios han comprado medios de comunicación portugueses que, de repente, tienden a eludir el asunto. Es el caso de Alvaro Sobrinho, un empresario de Luanda muy conocido en Lisboa, que a través de su holding Newshold, se ha hecho con prestigiosos activos en el sector de los periódicos en crisis. De este modo, adquirió el 100% del semanario Sol y el diario i, mientras que posee partes de grupos que publican otros títulos, como los semanarios Visão y Expresso.

También hay que tener en cuenta la “auto-censura”, según la expresión de Lisa Rimli, de una parte de la esfera económica, en particular de pequeñas y medianas empresas, que temen perder sus mercados de exportación si se intensificara el debate sobre el origen de los fondos angoleños. Y está claro que la gravedad de la crisis constituye una excusa ideal para no analizar con demasiada exhaustividad la procedencia del dinero.

Los que de todos modos se aventuran a criticar públicamente este diluvio de inversiones, corren el riesgo de que Luanda les tache de “racistas” o de “neo-colonialistas”. “Soy anti-colonialista por convicción”, se apresura a precisar Daniel Oliveira, un periodista de Expresso, al iniciar un texto en el que denuncia el silencio que rodea a las inversiones angoleñas en el país.

El mutismo de Europa

Si bien en Lisboa domina el malestar, otras instituciones brillan por su ausencia. Sobre este asunto, Europa guarda silencio. Marcolino Moco, exprimer ministro angoleño (1992-1996), convertido en uno de los adversarios más feroces de Dos Santos, se preguntaba hace poco sobre los silencios de la Unión Europea: “Para mantener sus intereses económicos con Angola, Europa cierra los ojos ante estas malversaciones”.

En opinión de la eurodiputada socialista Ana Gomes, sería incluso cómplice de esta operación: “[[Debido a la austeridad y a los programas de privatización que Europa ha exigido a Lisboa, se intensifica la dependencia de Portugal hacia Angola]]. Europa no sólo guarda silencio, sino que además, avanza aún más hacia esta dirección”.

En cualquier caso, no se espera que la Comisión Europea reaccione de aquí a las elecciones europeas del año que viene. Su presidente desde 2004, José Manuel Durao Barroso, fue uno de los primeros ministros portugueses más cercanos al régimen de Dos Santos. En 2003, visitó Luanda con diez de sus ministros. Como presidente de la Comisión, realizó una visita de dos días a Angola, en abril de 2012, para reforzar la cooperación de la UE con Luanda.

Barroso fue incluso uno de los invitados en 2003 a la boda de otra hija del presidente angoleño, Tchizé Dos Santos. Esta última, más discreta que su hermanastra Isabel, acaba de adquirir el 30% de una empresa portuguesa de embalaje de fruta.

Fin. Lea aquí la primera parte de esta investigacón

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