¿“Va a envenenar la competitividad belga el gas de esquisto en los próximos años?", se pregunta el diario de Bruselas. La emergencia de este recurso, principalmente en los Estados Unidos, unida a la erosión de la demanda en Europa, ha llevado los precios del gas a la baja.
Ello implica una caída en los precios del carbón, y como consecuencia, los productores de electricidad europeos descartan utilizar y optan por el carbón -mucho más contaminante- para proveer de energía a sus centrales. Si a ello se la añade el desplome del precio de la tonelada de CO2 en Europa, que hace tres semanas se situó por debajo de los 5 euros, por los 35 que alcanzó en 2008, "contaminar ya no cuesta", concluye el diario.