Seguidores del líder turco-chipriota Mehmet Ali Talat en la ciudad portuaria de Famagusta, ocupada por Turquía, 29 de marzo de 2010.

El miembro fantasma de la UE visita las urnas

El 18 de abril, la República Turca del Norte de Chipre elige a su presidente. Carente del reconocimiento de la comunidad internacional y aislado de Europa, el norte de Chipre se ha convertido en El Dorado del blanqueo de capitales. A la espera de un hipotético acuerdo de paz con la parte griega de la isla.

Publicado en 16 abril 2010 a las 14:21
Seguidores del líder turco-chipriota Mehmet Ali Talat en la ciudad portuaria de Famagusta, ocupada por Turquía, 29 de marzo de 2010.

El presidente se aproxima con paso enérgico. Su mirada lo dice todo: no tiene tiempo y está hasta el cuello de trabajo. Está en proceso de disolver su república y para llevar a cabo ese plan debe convencer a su electorado el próximo 18 de abril. Mehmet Ali Talat es el Cumhurbaskani de la República Turca del Norte de Chipre, el presidente del Estado más aislado de Europa.

El riesgo de una separación definitiva

La carretera que conduce a su palacio, situado en el norte de Nicosia, bordea alambradas de espino y ruinas. El correo y las llamadas de teléfono tienen que pasar obligatoriamente por Turquía. No hay enlaces aéreos con el resto del continente. Por otra parte, desde el punto de vista de la comunidad internacional, la república de Talat, fundada en 1983, no existe (desde la invasión turca de 1974, Chipre se dividió en sur, con mayoría griega, y norte, con mayoría turca). O, mejor dicho, no debería existir. Hasta la fecha, sólo Ankara ha enviado embajador a la zona. Los representantes del resto de los países se encuentran al sur de la línea de demarcación, en territorio de la UE, en la República de Chipre.

El presidente, que nadie reconoce como tal en el extranjero, se desploma en su sillón y dice: “Se nos acaba el tiempo”. El objetivo de Talat es una federación chipriota con un gobierno central y una bandera común. El domingo, durante las elecciones presidenciales en el norte turco, también se votará este tema. En opinión del presidente Talat, la paciencia de los ciudadanos se acaba: “Corremos el riesgo de sufrir una separación definitiva”.Eso pondría fin a un pulso que ha durado décadas. En 2004, los turcos de la isla aprobaron el proyecto de federación propuesto por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan. Pero los chipriotas griegos lo rechazaron. Atenas les había prometido otra solución: la entrada en la UE sin tener que unirse a sus vecinos turcófonos.

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Salarios dos veces superiores en el sur

Estos últimos se convirtieron en los huérfanos de Europa. Aunque legalmente Chipre del Norte es miembro de la UE desde hace seis años, el derecho comunitario se halla “en suspenso”. Por esta misma razón el norte de la isla atrae a los que buscan alguna cosa en particular: un intermediario sospechoso, o una dirección postal, terrenos a buen precio con vistas al mar, casas de juego abiertas hasta la madrugada, etc. El norte no duerme: apenas se recogen las últimas fichas en los casinos y suena la primera llamada a la oración, los convoys de electricistas, fontaneros y obreros se ponen en marcha: van en dirección a la frontera y a la UE. Los griegos los atraen gracias a salarios dos veces mayores de los que podrían ganar en su región.

Cerca de 80.000 turcochipriotas, es decir, casi un tercio de la población del norte, tiene pasaporte europeo y casi el mismo número de ellos atraviesa la frontera abierta desde 2003. Desde septiembre de 2008, Talat se reunía con su homólogo griego una vez a la semana para hablar del papel del ejército turco, del trazado de la frontera y de las decenas de miles de casas abandonadas por sus propietarios a causa de la guerra, pero no ha podido anunciar ningún avance. Ahora bien, ambos dirigentes se llevan bien. A pesar de la fuerte oposición en el parlamento, el griego Dimitris Christofias apoya el proyecto de federación de su homólogo turco, y al igual que él, tiene fama de reformador.

"Aquí nadie vigila lo que haces"

Cerca de 1.400 chipriotas griegos se han dirigido al Tribunal Europeo de Derechos Humanoscon la esperanza de obtener la restitución de sus bienes situados en el norte de la isla y ya se han pagado 70 millones de euros en indemnizaciones. Pero en la dirección contraria no existe ningún flujo de dinero, al menos oficialmente. Las autoridades chipriotas administran a título fiduciario los bienes que pertenecen a los turcos hasta la solución final del conflicto. Los ciudadanos de la república del norte no tienen derecho a entablar acciones legales. Afortunadamente, ya que eso les podría costar muy caro a las autoridades: el terreno donde se construyó el viejo aeropuerto de Larnaka, en la zona sur, y donde aterrizan más de cinco millones de turistas cada año, pertenece a los turcos de la isla.

Durante todo este tiempo, se han construido en el norte 30.000 chalés y apartamentos en varios años sin que ningún plan de ocupación de suelos viniese a controlar esta avalancha. Hoy, cuando el presidente conduce junto a la costa, sólo ve una hilera de casas construidas a lo largo de varios kilómetros. Un poco más adelante se encuentra con burdeles, apodados Kiss me quick clubs (Clubes “Bésame rápido”), llenos de jovencitas de Europa del Este. El puerto franco de Famagusta se ha convertido en la sede de los profesionales del juego de todo el mundo. “Aquí nadie vigila lo que haces”, dice un alemán, organizador de lotería.

Durante su última visita a Ankara, la canciller alemana Angela Merkel recordó una vez más cuál era la postura de la UE con respecto a este triste conflicto chipriota. Sólo se abrirá un nuevo capítulo en las negociaciones sobre la entrada de Turquía en la UE si Ankara permite el acceso a sus puertos a los barcos grecochipriotas. El ministro turco de Asuntos Europeos había declarado anteriormente que la UE sería realmente importante para su país, pero “no tanto como para sacrificar Chipre”.

Desde Nicosia

Voten por la reconciliación

En realidad, la solución negociada para la cuestión chipriota interesa a todos los que viven actualmente en la isla, sean chipriotas de origen turco o inmigrantes de Anatolia. Chipre es como un gran pastel. Puesto que no se ha encontrado ninguna solución al bloqueo, no deja de aumentar el número de personas que quieren su parte, sin que por ello aumente el pastel. Y las partes se reducen, hasta que llegue un día en el que ya no serán nada. ¿Qué pasará entonces? Entonces deberán volver a emigrar a Turquía nuestros conciudadanos procedentes del continente, los que luchan por superar el umbral de la pobreza. En el momento en el que se llegue a un compromiso sobre la isla, todo el mundo se convertirá en ciudadano de la UE. Y la República Turca de Norte de Chipre (RTNC) se encontrará en una situación mucho más favorable desde el punto de vista económico. El "pastel" aumentará y por consiguiente, también lo hará la parte de cada uno. En el contexto electoral actual, nuestros conciudadanos originarios de Turquía harían bien en integrar esta realidad y actuar en consecuencia. De lo contrario, un día lo lamentarán. Hasan Hastürer, en Havadis Kibris, Nicosia (extractos)

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