En cuestión de días, destacaLe Temps de Ginebra, "el asunto se ha convertido en un incidente diplomático grave entre los dos países. E igualmente entre Israel y la Unión Europea". Euboserver.com explica que cuando "el Primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, cuya presencia se espera el 25 de agosto en Bruselas para tratar la expansión de las colonias judías, ha exigido que Suecia condene formalmente el artículo", el ministro de Asuntos exteriores sueco se ha negado a hacerlo. Carl Bildt ha escrito el 21 de agosto en su blog que "el principio de libertad de expresión, tal y como se entiende en Suecia, implica que el gobierno no tienda a condenar los artículos publicados en los periódicos", cuenta euobserver.com. El sitio bruselense añade además que "la tensión diplomática ha aumentado después de que el ministro de Finanzas israelí haya declarado que Bildt, que debe visitar Israel el 10 de septiembre, ya no es bienvenido".
Le Tempsinforma que "en lo que respecta al ministro de Interior del Estado hebreo, Elie Yshaï, ha confirmado el domingo que no renovaría el visado ni el permiso de estancia de varios periodistas suecos con sede en Israel. Inmediatamente después, la Oficina de prensa gubernamental dejará de expedirles las tarjetas oficiales que les permiten, entre otras cosas, circular libremente por los territorios palestinos". Euobserver.com recuerda finalmente que "las relaciones entre la UE e Israel no han cesado de degradarse desde el inicio de año, con el ataque israelí contra Gaza: desde entonces, Bruselas suspendió la consolidación de las relaciones y anunció que no se producirían cambios en este sentido hasta que Israel no detuviera la expansión de las colonias en los territorios palestinos ocupados". Para Der Spiegel se tratade "la crisis diplomática más profunda entre Suecia e Israel desde hace años". El semanario alemán intenta igualmente explicar el punto de vista israelí: "La acusación del robo de órganos humanos recuerda a los estereotipos antisemitas de la Edad Media, según los cuales, los judíos utilizaban la sangre de los cristianos para sus rituales religiosos".
En su blog, el periodista polaco-israelí Eli Barbur afirma que "según la percepción israelí, Suecia, con sus 9 millones de habitantes, es el país más anti-israelí de la Unión (el 40% de los suecos reconocen tener sentimientos antisemitas)", y añade que "mientras ocupe la presidencia de la UE, Suecia no podrá negociar eficazmente en Oriente Próximo (a pesar de su voluntad arisca de conseguirlo, junto al resto de Europa), si no presenta disculpas oficiales".
En el diario israelí Jerusalem Post, Zvi Mazel, antiguo embajador de Israel, afirma que "en los últimos veinte años, los gobiernos europeos han atacado a Israel de forma indiscriminada, mientras que la prensa europea deforma la información procedente de Oriente Próximo. La prensa sueca se ha mantenido a la cabeza de esta tendencia y con elartículo publicado la semana pasada por Aftonbladet, claramente se ha pasado de la raya". Mazel recuerda el pasado pro-nazi del principal diario sueco y "la especie de dictadura que ejercen en la prensa los social-demócratas y los sindicados, claramente antisemitas" (incluso sobre Aftonbladet), e invita a Israel a reaccionar ante "la masacre procedente de Europa y en especial de Europa Occidental y de los países de la UE. Esta demonización de Israel representa una auténtica amenaza que debe tomarse en serio".
Otro gran diario israelí, Haaretz, intenta volver a ubicar los acontecimientos en el contexto y para ellocita a Lena Posner, presidenta del Consejo Oficial de las Comunidades Judías de Suecia, según la cual "la petición israelí al gobierno sueco de que condene el artículo de Aftonbladet ha hecho que el asunto tome un cariz desproporcionado. Nadie había reparado en el artículo, sin duda antisemita y falso, puesto que se había relegado al final de periódico. Pero la respuesta israelí ha puesto en el punto de mira a Donald Boström, el periodista que lo ha escrito y ha hecho que sea el centro de la opinión pública dominante en Suecia. Lena Posner añade que "lo peor es que el debate ha pasado del antisemitismo a la libertad de prensa en Suecia: en lugar de dedicarse a verificar el artículo, han hecho de él una cuestión de libertad de expresión. El gobierno no condenará el artículo", concluye Lena Posner: "aquí, la libertad de expresión es algo sagrado". A este respecto, el diario austriaco Die Presse señala que "cuando se trató la cuestión de las caricaturas de Mahoma, el ministerio de Asuntos exteriores sueco envió una carta de protesta al gobierno danés".
Finalmente, en las columnas de Aftonbladet, la redactora jefa Helle Klein, afirma que las reacciones del gobierno israelí "baten el récord de exageración". Según ella, "el gobierno israelí, uno de los más conservadores de la historia del país, necesita aunar a la opinión pública en torno a un enemigo exterior". El artículo de Aftonbladet se convertiría así en "la ocasión para que el gobierno israelí muestre su determinación contra el supuesto antisemitismo", lo que debería suscitar, según escribe Helle Klein "inquietud incluso entre los amigos más fervientes de Israel".
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