Las venideras elecciones europeas van a ser para el gobierno centrista danés –cada vez más impopular– unas cruciales votaciones a media legislatura. Por primera vez desde las elecciones generales de 2022, y después de haber puesto en práctica una amplia gama de reformas más o menos controvertidas, la coalición mayoritaria entre los Socialdemócratas, los Moderados (un nuevo partido de centro) y Venstre (el Partido Liberal de Dinamarca) tendrá que afrontar ahora el escrutinio de los votantes.
Dado que la crisis climática es con mucho el asunto más importante para la ciudadanía danesa, los esfuerzos verdes del gobierno se van a observar muy estrechamente; mientras que el debate acerca de un posible impuesto al CO2 en la agricultura está alcanzando un encendido nivel.
En febrero, una encuesta realizada por la empresa encuestadora Epinion para la emisora pública Danmarks Radio y el medio de comunicación especializado en política Altinget reveló que más de la mitad de los encuestados daneses ni siquiera habían oído hablar de nueve de los 11 candidatos principales. Sin perfiles políticos importantes en las listas, las elecciones europeas de este año se están convirtiendo en una lucha de poder más que nada simbólica entre los muchos partidos daneses.
Por primera vez en casi 30 años, Dinamarca alcanzó un gobierno mayoritario con las elecciones parlamentarias de 2022. Y por segunda vez en la historia, los socialdemócratas y Venstre (los dos mayores partidos de centro de Dinamarca a ambos lados de la tradicional división rojo/azul) optaron por formar un gobierno juntos. La última vez que esto sucedió fue en 1978. En aquel entonces, el experimento tuvo tan poco éxito que solo duró poco más de un año.
Para sorpresa de muchos, y a pesar de las señales de advertencia de 1978, los socialdemócratas optaron por no formar parte, después de las elecciones, de un esperado gobierno minoritario de izquierdas y preocupado por el clima. En cambio, unieron fuerzas con Venstre y los Moderados, un partido disidente de Venstre liderado por el ex primer ministro Lars Lokke Rasmussen quien lo califica como una pragmática mezcla "púrpura" de varios colores. En teoría, la alianza tuvo sentido, ya que los socialdemócratas llevan varios años inclinándose cada vez más a la derecha. Sin embargo, cada uno de los partidos tuvo que hacer concesiones decisivas para lograr la mayoría, mientras que muchos votantes todavía estaban sorprendidos por el resultado. Desde entonces, el gobierno viene luchando por justificar su propia existencia.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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