El 4 de diciembre, el Tribunal Constitucional rechazó la actual ley electoral parlamentaria, adoptada en 2005 por el Gobierno de Berlusconi.
La ley ha sido descrita como un fraude, incluso por aquellos que la apoyan, tildada como "porcellum"[cerdada] en italiano, y criticado por su cláusula "los que ganan se lo llevan todo" y el hecho de que los votantes no puedan elegir a sus candidatos preferidos entre las listas de partido.
Según La Repubblica el dictamen ha agitado el paisaje político.
El presidente Giorgio Napolitano probablemente rehúse la convocatoria de nuevas elecciones hasta que se apruebe una nueva ley, pero esto requeriría un complicado compromiso en el seno de la frágil coalición gubernamental.