Un invernadero de fresas cerca de Oxford y The Independent del 10 de julio de 2009. Foto: Net Efekt

Escándalo en la huerta inglesa

Muchos ciudadanos de Europa del Este viajan con permisos temporales hasta la Inglaterra rural para trabajar como recolectores de fruta de temporada tentados por la perspectiva de ganar más de 200 € a la semana. Al llegar se encuentran con una realidad muy diferente: sueldos mucho más bajos de lo prometido y condiciones de vida inapropiadas. Muchos de ellos ni siquiera consiguen ahorrar lo suficiente para el billete de vuelta a casa, informa The Independent.

Publicado en 10 julio 2009 a las 16:50
Un invernadero de fresas cerca de Oxford y The Independent del 10 de julio de 2009. Foto: Net Efekt

Hace dos meses, Ivan Borisov dejó su trabajo de guía turístico en Bulgaria, donde pasaba el verano acompañando a los visitantes de los resorts de la costa del Mar Muerto, y partió hacia la ondulante campiña de Herefordshire. A pesar de tener un trabajo estable y de hablar cinco idiomas, como otros miles de temporeros de Europa del Este que llegan al Reino Unido todos los años, Borisov pensó que el dinero que iba a ganar trabajando durante la temporada de verano en las explotaciones frutícolas, justificaba que pasase seis meses alejado de su mujer, Mira, y de su hijo recién nacido.

Pero a principios de esta semana, el joven de 27 años estaba sentado en un típico bar inglés de las afueras de la ciudad de Leominster, empezando a gastarse las 7,62 libras (8,28 €) que se supone le tienen que durar hasta que reciba la próxima paga al cabo de cuatro días. “No merece la pena levantarse de la cama por lo que ganamos”, comenta mientras se limpia la tierra de debajo de las uñas. “No se puede ahorrar, así que no puedo mandar dinero a mi mujer. Cuando hablo con ella le digo que todo va bien para que no se preocupe.”

En Bulgaria, unos amigos le habían asegurado que trabajando un verano en el Reino Unido podía ganar miles de libras, mucho más de lo que podría ganar en Varna, su ciudad natal. El trabajo sería duro, le dijeron, pero podría optar a jornadas de ocho horas cinco días a la semana. En vez de eso, tiene suerte si consigue algo más de 45 libras (52 €) a la semana por 18 horas de trabajo, es decir, 2,50 libras (2,90 €) la hora. “Me siento como un esclavo”, explica. “Quiero volver a Bulgaria, pero ¿de dónde voy a sacar el dinero para el billete?”

La razón por la que le falta dinero es que la empresa para la que trabaja, S&A Produce, uno de los productores más importantes del Reino Unido y el proveedor de supermercados tan conocidos como Tesco y Sainsbury's, pocas veces le da más de cuatro días de trabajo a la semana y cuatro horas al día. También deducen gastos obligatorios como el alojamiento en casas prefabricadas con otros tres jornaleros, el acceso a Internet que rara vez funciona y 35 libras (40,60 €) por los gastos en “bienestar” y transporte. Lo que supone casi la mitad de su sueldo.

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Borisov recibe el salario mínimo 5,74 libras (6,66 €) la hora por el tipo de trabajo agotador y mal remunerado que los británicos decidieron ceder a los inmigrantes de Europa del Este hace ya tiempo. Este año, 21.000 trabajadores han llegado al Reino Unido auspiciados por el Seasonal Agricultural Workers Scheme, un programa para los temporeros del sector agrícola, que permite trabajar en una explotación concreta durante seis meses. El hecho de que estén dispuestos a trabajar por tan poco dinero permite que los británicos puedan comprar fruta barata. Durante más de dos meses, Borisov y su amigo Andrei han llamado “casa” a una pequeña construcción prefabricada en un campamento provisional a las afueras de Brierley. En la temporada alta de la época de recolección, el campamento dio cobijo a más de mil jornaleros. En Marden, a siete millas al sur de Leominster, hay un campamento donde viven 1.400 jornaleros, muchos de ellos son rumanos y búlgaros que, al contrario que otros europeos del Este, tienen limitados los derechos laborales en el Reino Unido y no pueden cambiar de trabajo.

Los trabajadores que hablaron con The Independent esta semana se quejaban de que en muchos de los “contenedores” en los que viven, habitáculos de no más de seis metros por tres, duermen cuatro personas en un ambiente sofocante. En las caravanas duermen siete personas. El Grupo S&A replicó que sólo 20 de los alojamientos estaban habitados por cuatro personas porque los trabajadores habían solicitado estar juntos. En los días en lo que hay trabajo se empieza temprano la jornada. Se traslada a los jornaleros en autobús hasta los invernaderos de fresa (los túneles de polietileno). El trabajo es duro, pero lo que más molesta a los inmigrantes es que muy pocas veces se les pide que trabajen más de cuatro horas al día, así que no pueden ahorrar y se quedan sin nada que hacer el resto de la jornada. Muchos de ellos se reúnen en el centro de Leominster, donde resuenan gran variedad de idiomas eslavos en las tardes de verano.

Paraskeva Bukovska y su marido, Asen, empezaron a trabajar para S&A Produce hace tres meses junto con otras 70 personas también procedentes de la misma ciudad del oeste de Bulgaria. Prácticamente todos los adultos de la ciudad tuvieron que trasladarse al extranjero porque no había trabajo. Dieron por sentado que harían falta durante el verano, pero a principios de esta semana ellos y otros 346 han recibido una carta que explica que la temporada ha terminado más temprano este año y que sus servicios ya no son necesarios. “Nunca nos dijeron que trabajaríamos menos de seis meses”, dice. “El dinero que hemos conseguido ahorrar nos lo vamos a tener que gastar en el billete de vuelta. Supongo que tendremos que buscar trabajo en casa, pero va a ser difícil.”

Cuando le preguntamos si piensan volver al Reino Unido el año próximo, Bukovska responde: “No creo. Me gusta Inglaterra y me caen bien los ingleses, pero a los empresarios ingleses no los quiero volver a ver ni en pintura.”

REACCIÓN

“Sólo una minoría estaba descontenta”

En junio, S&A Produce, el mayor productor británico de fresas, contrató a más de 2.400 trabajadores, en su gran mayoría rumanos y búlgaros con permisos de trabajo temporal, según informa Independent. A diferencia de otros ciudadanos de Europa del Este, que disponen de derechos laborales plenos en el Reino Unido, los búlgaros y los rumanos que llegan al país según el Esquema de trabajadores agrícolas temporales, no pueden cambiar el trabajo si tienen problemas con la empresa que les contrata o no están satisfechos con las condiciones. Al proceder de países donde los ingresos anuales medios son inferiores a 3.000 £ (aprox. 3.940 €), estos trabajadores temporales llegan atraídos al Reino Unido por el salario mínimo de 5,74 £ (aprox. 6,68 €) la hora. Sin embargo, S&A Produce, al parecer no puede ofrecer trabajo a tiempo completo. Los trabajadores mostraron al London Daily nóminas que, una vez aplicadas las deducciones de alojamiento, transporte y posibles honorarios médicos, ascendían a entre 45 £ (aprox. 52,4 €) y 58 £ (aprox. 67,5 €) por entre 19 y 22 horas de trabajo a la semana.

A principios de julio, S&A Produce despidió a 346 empleados debido a que “había concluido la mayoría de la recogida de fruta”. Desde entonces, los ciudadanos se han quejado de que “Los búlgaros han ido llamando de puerta en puerta, buscando trabajos con los que ganar dinero al instante y reunir lo suficiente para volver a su país”. Una portavoz de S&A Davies comentó que las acusaciones de que la empresa estaba explotando a los trabajadores eran infundadas. “…El 84 por ciento de las personas que tuvimos que despedir indicó por escrito que desearía volver el año que viene, lo que nos indica que los trabajadores descontentos al trabajar con nosotros ha sido una minoría, no la mayoría”, afirmó.

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