
Con el índice de empleo cayendo en enero un 0,8% comparado al año anterior y el mantenimiento o la reducción de salarios, los polacos se están apretando los cinturones.
Están recortando en gastos, cancelando sus abonos a gimnasio y comprando ropa de segunda mano. Según una encuesta de GW, "un tercio de los asalariados polacos están preocupados de que puedan ser despedidos en cualquier momento".
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