Ilustraciones de Gianluca Constantini.

Gianluca Costantini, padre del cómic underground

El original trabajo del italiano Gianluca Costantini le ha llevado en una dirección interesante. Creador de un festival para dibujantes y caricaturistas y editor de la revista Inguine Mah!gazine, nos explica por qué el trabajo del caricaturista político underground es tan importante para él y para todo el mundo.

Publicado en 24 julio 2009 a las 16:34
Ilustraciones de Gianluca Constantini.

El encuentro tiene lugar en Rávena, sede la revista, en el sótano de la librería-galería-asociación Mirada, gestionada por el mismo Costantini. Para la ocasión me acompaña un amigo dibujante, Andrea Zoli, con el cual ya había tenido la oportunidad de entrevistar al dibujante para un fanzine distribuido en fotocopias (PuntoGIF, en el que las siglas GIF se traducían por "Greatest Italian Failure" (el mayor fracaso italiano), una idea que había surgido hacía apenas dos años llevados por el entusiasmo hacia las revistas cult de los años setenta como Métal Hurlant, Cannibale y Frigidaire, y que cerramos sin pena ni gloria en el transcurso de un par de números. Dentro de la librería y realizadas las presentaciones de rigor, bajamos con Costantini la escalera de caracol que lleva al estudio-redacción, que no es otra cosa que una pequeña habitación con dos escritorios, un par de ordenadores, una gran cantidad de bocetos y dibujos mal apilados y mesas apoyadas sobre las paredes. Nuestro objetivo principal es entender qué es el underground, si es un territorio exclusivo de soñadores y holgazanes, o si para triunfar o al menos vivir de los cómics es completamente necesario abandonar los propios ideales.

Sin censura ni copyright

Pero empecemos antes que nada por explicar quién es Gianluca Costantini. Nacido a finales de 1971, da sus primeros pasos como dibujante en 1993, cuando por primera vez publica sus trabajos en una revista de tirada nacional "después de haber recibido muchos palos de los editores", nos confiesa. Empieza publicando ilustración y cómic “decorativo” en un periodo de “total crisis editorial”, unas dificultades que le llevaron a zambullirse de cabeza en el mundo de la web, en aquellos momentos aún en sus inicios. De hecho, el mismo ‘proyecto Inguine’ inicialmente estaba pensado únicamente para la red, el "instrumento perfecto para el dibujo", aun considerando que cuando "la página cambia todo se elimina". La web se convierte en el escaparate que permite a Costantini darse a conocer a nivel internacional con sus 'Cómics políticos', una especie de diario en cómic de historias menores que transcurren en cualquier punto del mundo. "Después de diez años de cómic decorativo, al que ya estaba acostumbrado, he cambiado completamente de camino y de estilo", nos cuenta, "y es una cosa que no se hace habitualmente si se es inteligente a nivel económico. Para mí ha sido también una forma de mejorar las cosas que dibujaba después de un largo periodo en el que estaba encerrado en el estudio para dibujar, y mi conocimiento de la realidad del mundo era prácticamente nulo. Estas imágenes han perdurado en el tiempo, de vez en cuando salpican las páginas web, los manifiestos de los centros sociales, también en el extranjero se utilizan a menudo para ilustrar personajes porque el dibujo les da un valor añadido. Aquél era un cómic underground, no era un encargo, era para un público que podía disfrutar con él, no había censura ni copyright".

Es quizás este cambio radical, y el éxito que le sigue, el que permite a este dibujante de Rávena ganarse la libertad necesaria para llevar adelante sus propias experiencias, una actitud inquieta que representa otro de los rasgos distintivos del underground: "Hacer cualquier cosa diferente, absoluStop Georgia War.Stop Georgia War.tamente distinta, que nadie haya hecho nunca; si quieres salir de los cánones debes romper algunos tabúes. No debe suceder jamás que encuentres un estilo y ya te des por satisfecho el resto de tu vida, lo más interesante es utilizar cada vez un estilo distinto" aun sin olvidar que "la técnica es lo primero, es necesario dibujar muchísimo como hacían los pintores del Quattrocento. Yo dibujo ocho horas al día desde que tengo 15 años". Pero el underground no se reduce a una cuestión de estilo, sino también de los temas tratados, del tipo de imágenes, de la línea editorial. "En los años setenta por ejemplo el argumento principal del underground era el sexo porque entonces era una cuestión con la que se podían escandalizar. Ahora hay más política. La revista perfecta del underground es World War 3 de Nueva Cork, una revista de cómics creada por activistas políticos, entre los cuales hay gente como Peter Kuper, que usan el dibujo para expresar de una manera más fuerte las propias ideas" explica Costantini. En cualquier caso resulta bastante difícil comprender sus límites, los dibujantes que no se traicionan a sí mismos movidos por las motivaciones habituales -dinero- se cuentan con los dedos de una mano, entre ellos está el grafitero Blu o los dibujantes de cómic Max Anderson y Robert Crumb. La triste verdad es que, excepto algunas excepciones, "sólo aquellos que trabajan con el cómic popular consiguen vivir de ello".

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Pero las actividades de Costantini no se agotan aquí, como perfecto agitador cultural organiza muestras, encuentros, debates, pero sobre todo el festival Komikazen (ideado junto a la Stamboulis) con el que ha llevado a Italia a autores del calibre de Joe Sacco, Marjane Satrapi y Zograf. Las muestras que nacen con el festival se llevan después de gira por Europa, una manera de conocer que tendencias se mueven en el continente al margen de las instituciones o los ambientes influyentes. Entre las realidades más interesantes Costantini nos señala la ex- Yugoslavia. "Allí hay dibujantes fenomenales, no existe nada igual, son underground recién nacidos. Cuentan aquello que les parece, dibujan como les parece. Están totalmente locos y felices. En Francia por el contrario, aunque exista el mercado del cómic más grande del mundo, no existe este tipo de cosas interesantes".

Le pedimos entonces el nombre de algunos autores europeos aún por descubrir. Después de pensárselo algunos segundos solo nombra a uno, un español llamado Raúl. “Ha hecho sólo tres libros de cómics y ahora ya no saca ninguno, hace sólo ilustraciones para periódicos. No tiene ni siquiera página web, por lo tanto deberíais buscar algún libro suyo en español". En su búsqueda iremos.

Mattia Bergamini, traducido por Elena Urbina Soriano

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